Rafa Nadal, a quien el serbio Novak Djokovic sigue considerando como el mejor tenista de la historia en tierra batida, abre esta tarde su defensa del título en Roland Garros. Los 31 torneos que tiene el español en esta superficie –dos de ellos esta temporada con los triunfos de Barcelona y Montecarlo– le sitúan a 14 del récord del argentino Guillermo Vilas, y confieren a Nadal esa nominación. Más si se tiene en cuenta que el de Manacor sólo ha sufrido nueve derrotas en polvo de ladrillo en toda su carrera.
El balear volvía a entrenarse este lunes en las pistas del complejo Jean Bouin, en el Bosque de Bolonia, esta vez con el ruso Teimuraz Gabashvili. Una sesión de una hora y un set disputado, para pillar cada vez más el toque de bola que le será tan necesario con el cañonero Isner, un hombre que el año pasado acabó la temporada con 1.048 saques directos.
El español sólo ha perdido una vez en Roland Garros, en los octavos de final de 2009 contra el sueco Robin Soderling. Esa fue la única ocasión en que no jugó la final de París, donde se ha titulado como maestro en 2005, 2006, 2007, 2008 y 2010. Ahora intenta conseguir el sexto trofeo y emular así a Bjorn Borg para convertirse en el segundo hombre en la historia en lograr el sexteto en París. Si lo lograse sería además en el segundo jugador más joven en la historia en lograr diez títulos del Grand Slam, también después de Borg.
Isner, de 2,06 metros y núimero 39 del mundo, logró el pasado año en Auckland el único título de su carrera, en la que además ha disputado también otras cuatro finales. Quizás se le recuerda más por ser el jugador que junto con el francés Nicolas Mahut protagonizó el partido más largo de la historia, en Wimbledon, entre el 22 y 24 de junio el pasado año, tanto en tiempo (11 horas y 5 minutos) como en juegos disputados (183). Finalmente, Isner se impuso 6-4, 3-6, 6-7 (7), 7-6 (3) y 70-68.
Se han enfrentado en dos ocasiones, ambas el pasado año, en Indian Wells y Madrid con victoria de Nadal. Este año Isner, de 26 años, sólo ha hecho cuartos de final en Auckland y Houston. Viene de hacer una pobre temporada en tierra, ganando únicamente dos partidos en cuatro torneos, pero el cambio de bolas en París este año puede beneficiarle si Nadal se lo permite.