En el último partido de la jornada dominical, el Sevilla ha logrado cerrar la victoria (3-2) en su estadio del Sánchjez Pizjuán ante la complicada visita del Villarreal, en un partido loco, del que todos suelen disfrutar menos los entrenadores.
Bien pronto se le pusieron de cara las cosas al Sevilla, que a los 15 minutos ya ganaba por 2-0 gracias a los tantos de Rakitic y Negredo. Con ese resultado se llegó al descanso, en lo que parecía iba a ser un paseo de los andaluces ante un Villarreal más pendiente de las semifinales de la Liga Europa que disputará el próximo jueves.
Nada más lejos de la realidad. El segundo acto fue una locura. Acortó distancias Carlos Marchena -quien, por cierto, terminó expulsado-, sólo cinco minutos Romaric puso el 3-1, y en el 75 Rossi puso el 3-2. Los dos equipos pudieron lograr algún gol más, y si no se logró fue por mérito de ambos porteros.
En los últimos minutos, con los dos equipos volcados, se produjo una imagen que lamentablemente se repite demasiado últimamente: aficionados locales tirando balones al césped para parar el encuentro.