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El lanzamiento de balones al campo, una peligrosa moda

Undiano Mallenco, árbitro del Sevilla-Villarreal, reflejó en el acta el lanzamiento de balones al campo mientras estaba el partido en juego.

Undiano Mallenco, árbitro del Sevilla-Villarreal, reflejó en el acta el lanzamiento de balones al campo mientras estaba el partido en juego.

El lanzamiento de balones al terreno de juego del estadio Sánchez Pizjuán deslució el gran partido que Sevilla y Villarreal brindaron a los aficionados, con victoria por 3-2 a favor de los locales, en el último partido del domingo correspondiente a la trigésima tercera jornada de Liga.

De nuevo saltaron a escena los recogepelotas, que quisieron entorpecer el desarrollo del partido lanzando balones al campo, provocando así parones en el partido y tratando de que el reloj corriera a favor de los intereses del conjunto hispalense.

Así lo reflejó en el acta el colegiado navarro Alberto Undiano Mallenco: "Estando el balón en juego, fueron lanzados desde la grada varios balones en distintas fases del tramo final del encuentro. Dicha situación fue comunicada por mi parte al delegado de campo, con el fin de que se pusieran los medios para tratar de solucionar el problema".

El lanzamiento de balones al campo era criticado tanto por el presidente del Sevilla, José María del Nido, como por el entrenador Gregorio Manzano. "Ha sido impresentable y tomaremos medidas. Hay que erradicar este tipo de situaciones", explicaba Del Nido. "Estoy totalmente en contra de esta mala moda. Hay que tomar medidas y sancionar al culpable. Éstas no son las señas de identidad del sevillismo", apuntaba Manzano en la rueda de prensa posterior al encuentro.

Los precedentes

No es la primera vez que los recogepelotas del Sánchez Pizjuán son protagonistas de la polémica. El pasado 26 de enero, durante el partido de ida de semifinales de la Copa del Rey entre el Sevilla y el Real Madrid (0-1), una botella alcanzó la cabeza de Iker Casillas. Un recogepelotas entró al terreno de juego pero, lejos de preocuparse por el portero madridista, se limitó a retirar el objeto del terreno de juego.

La mala moda del lanzamiento de balones al campo por parte de los recogepelotas comenzó en la Liga el pasado 30 de enero, durante la disputa del Osasuna-Real Madrid (1-0). Dos días después, el 1 de febrero, el Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol (RFEF) sancionó al club navarro con una multa irrisoria de 602 euros.

El pasado 11 de abril se reprodujeron los incidentes durante el Zaragoza-Getafe en La Romareda (2-1), con el agravante de que, en esta ocasión, uno de los balones surgió del banquillo del equipo aragonés. De nuevo la multa por parte del Comité de Competición se quedó en apenas 600 euros.

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