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El Oporto, una apisonadora portuguesa con la impronta de Mourinho

Intratable en Portugal y temible en Europa, el de André Villas Boas es un equipo sólido y letal que aspira a la triple corona.

El Oporto, que ha eliminado al Spartak de Moscú en cuartos de final de la Liga Europa por un global de 10-3 (5-1 la semana pasada en la ida y 2-5 en el encuentro de vuelta, disputado este jueves en la capital rusa), quiere rematar ante el Villarreal su sobresaliente campaña, que hasta el momento se ha saldado con 41 victorias, cuatro empates y sólo tres derrotas en los 48 partidos oficiales que ha disputado.

Los dragones, que hace dos semanas ganaron por vigésimo quinta vez la Liga portuguesa con cinco jornadas de antelación, tienen un poderoso ataque formado por el brasileño Hulk y el colombiano Radamel Falcao, así como un consistente centro del campo, liderado por el internacional luso Joao Moutinho; y una inexpugnable zaga, cuyo líder es el central portugués Rolando. Son la esencia del equipo.

El 4-3-3, con dos extremos bien abiertos y las líneas muy juntas, es el esquema preferido de André Villas Boas. Pero el joven técnico, de sólo 33 años y alumno aventajado del hoy entrenador madridista José Mourinho, también ha utilizado, y con éxito, el 4-4-2. La presión al balón coordinada entre todas las líneas, el ataque a los espacios y la intensidad defensiva son las principales señas de Villas Boas, quien prefiere los ataques rápidos y directos que las jugadas muy elaboradas. Para este fin cuenta con la velocidad y potencia de Hulk, la estrella del equipo, el olfato goleador y el posicionamiento táctico de Falcao y la clase del portugués Silvestre Varela.

Hulk, que presume de un fuerte disparo a media y larga distancia, lleva una temporada de récord al anotar 31 goles en 45 partidos, algunos de ellos de bella factura. Difícil de parar en carrera por su fortaleza y endiablada velocidad, el extremo zurdo cambia de banda en función de las necesidades del equipo: entra por la izquierda para dar profundidad o por la derecha si se opta por un ataque sin rodeos.

El ariete Radamel Falcao, que suma 26 goles en 35 encuentros, es un excelente rematador, tanto de cabeza como con ambos pies, y está agraciado además del oportunismo de los grandes delanteros. Luchador nato, también descubre espacios para sus compañeros y facilita la llegada de los hombres del centro del campo a las inmediaciones del gol. Silvestre Varela, el tercer elemento del tridente que suele actuar volcado a la derecha, tiene una notable capacidad de desborde y acierto de cara a la portería rival –suma diez goles en 37 partidos–.

Pulmón y cerebro del conjunto, Joao Moutinho es igualmente eficiente en tareas defensivas y ofensivas, mientras que su colega en el eje del centro del campo, el internacional argentino Fernando Belluschi, aporta los detalles de calidad. El colombiano Freddy Guarín, un combativo medio de vocación goleadora –lleva ocho tantos–, y el brasileño Fernando, un clásico pivote de gran sentido táctico, se disputan el tercer lugar del centro del campo.

La fortaleza del lateral derecho rumano Sapunaru, la versatilidad del defensa uruguayo Álvaro Pereira, la robustez del central Rolando y la agresividad del argentino Nicolás Otamendi rematan la línea de cuatro defensores. Cierra la zaga el portero brasileño Helton, que esta temporada sólo ha encajado quince goles en 39 partidos y ha rebatido las críticas que se ganó en el pasado por su irregularidad.

Villas Boas, el arquitecto del equipo, ha logrado así aprovechar al máximo las características que le brinda cada jugador, a los que sabe motivar psicológicamente. El joven entrenador, que trabajó como asistente de Mourinho en el Oporto, Chelsea e Inter, siempre ha reconocido el legado de su mentor, aunque también se ha esforzado por aclarar las diferencias entre ambos. Miembro de una aristocrática familia de vizcondes lusos, el pelirrojo Villas Boas, cuyo equipo está en las semifinales de la Copa de Portugal –aunque en desventaja respecto al Benfica–, aspira ahora a acercarse al Oporto de Mourinho de la campaña 2002/03, cuando ganó la antigua Copa de la UEFA y el campeonato luso.

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