La broma pesada de los punteros láser sale del baúl del olvido. En el minuto 70 del partido entre el Murcia y el Real Madrid en la Nueva Condomina, de ida de dieciseisavos de final de la Copa del Rey, Cristiano Ronaldo fue apuntado al rostro con uno de estos objetos cuando se disponía a lanzar una falta sobre la portería defendida por el venezolano Dani Hernández, y mientras el árbitro Ayza Gámez colocaba la barrera.
Cristiano se quejó enseguida con claros gestos, pero pudo lanzar a continuación la falta –rechazada por Dani Hernández–. Sólo unos segundos después, el jugador de Madeira fue sustituido por Ángel Di María.
No es la primera vez que esto le ocurre a CR7 con la camiseta del Madrid, ni probablemente tampoco será la última. La temporada pasada ya le apuntaron con el láser contra el Barcelona en el Camp Nou y en dos ocasiones en Francia: en el Velódromo de Marsella frente al Olympique y en el estadio Gerland de Lyon. También le ocurrió en un partido amistoso que el equipo entonces dirigido por Manuel Pellegrini disputó en Albania contra el Gramozi Ersekee.
La Comisión Antiviolencia puede sancionar al infractor con una multa y la prohibición de acudir a espectáculos deportivos, y también al club. Lo cierto es que estos punteros láser pueden causar graves lesiones en los ojos, al producir quemaduras en las células nerviosas de la fóvea –pequeña depresión en la retina, en el centro de la llamada mácula lútea–, que luego no se regeneran.