L D (EFE) El encuentro se presentaba como el más importante de cuantos se llevaban disputados de campeonato: dos potentes históricos frente a frente, primero (Juventus Turín) contra segundo (Milán), con cuatro puntos de diferencia entre ambos; y, sobre todo, los dos únicos equipos que por lo que se lleva visto son candidatos al título liguero. Es decir, para el Juventus Turín era la ocasión para aumentar a siete puntos y casi dejar sentenciado a su favor el título; mientras que para el Milán la oportunidad de aumentar notablemente sus opciones de título.
Pero sobre el terreno de juego sólo existió un equipo que jugó con calidad y se basó en ella para buscar el triunfo: el Milán. El Juventus, próximo rival europeo del Real Madrid, en cambio, pareció conformarse con un empate que le permitiera mantener su ventaja al frente de la liga. La confrontación también tenía en juego duelos personales: la de los técnicos, con el ex-milanista Fabio Capello ahora dirigiendo al Juventus, y el del ex-juventino Carlo Ancelotti a los mandos del Milán; y la de los dos últimos "Balones de Oro", el checo juventino Pavel Nedved (2003) y el ucraniano milanista Andreiy Shevchenko (2004).
En ambos duelos, el triunfo moral se fue del lado milanista, pues Ancelotti planteó un partido más ofensivo y de calidad, así como Shevchenko estuvo más brillante y participativo que un Nedved más obligado a taponar que a buscar el área rival.
Pero sobre el terreno de juego sólo existió un equipo que jugó con calidad y se basó en ella para buscar el triunfo: el Milán. El Juventus, próximo rival europeo del Real Madrid, en cambio, pareció conformarse con un empate que le permitiera mantener su ventaja al frente de la liga. La confrontación también tenía en juego duelos personales: la de los técnicos, con el ex-milanista Fabio Capello ahora dirigiendo al Juventus, y el del ex-juventino Carlo Ancelotti a los mandos del Milán; y la de los dos últimos "Balones de Oro", el checo juventino Pavel Nedved (2003) y el ucraniano milanista Andreiy Shevchenko (2004).
En ambos duelos, el triunfo moral se fue del lado milanista, pues Ancelotti planteó un partido más ofensivo y de calidad, así como Shevchenko estuvo más brillante y participativo que un Nedved más obligado a taponar que a buscar el área rival.