L D (EFE) El anfitrión accede por tercera vez en su historia a las semifinales tras imponerse al Pamesa en un partido intenso en el que la tensión defensiva y el juego del conjunto sevillano superó el favoritismo de unos valencianos que fallaron en los momentos clave.
A priori, la perfección en defensa era un primer fundamento para las menores posibilidades cajistas y con esa idea partieron los anfitriones de la Copa, quienes, además, precisos en los pases interiores, tomaron ventaja pronto (5-4) insistiendo en la zona, donde, en teoría, era superior el Pamesa. Así, los sevillanos gozaron de siete puntos de ventaja (19-12) -en un primer momento (m.8)-, que luego repitieron (23-16) al borde de la conclusión del primer cuarto, ante un cuadro valenciano poco orientado en ataque pero que supo anular los efectivos recursos exteriores locales.
En la segunda manga, el Pamesa se centró, recurrió a lo práctico, metió balones en la zona a un resolutivo Dikoudis y, poco a poco, fue limando la diferencia hasta situarse, como en el arranque del partido, por delante en el luminoso (29-32, m.17). Tras el tiempo muerto de Aranzana, técnico cajista, la progresión valenciana fue cortada de raíz por la mejor arma sevillana, el lanzamiento triple, con sendas dianas de Cherry y Santangelo, que devolvieron el mando el Caja San Fernando (42-38, al descanso).
La reanudación del juego fue de claro tinte sevillano, pues los de Aranzana endosaron al Pamesa en tres minutos un parcial de 9-0 que les dio la máxima ventaja del partido (51-38) y que obligó a Paco Olmos a pedir un tiempo muerto y a buscar una nueva dirección con el debut en España de Robert Pack. No se hizo esperar la réplica levantina y un 0-6 estrechó el marcador (51-44) y dio paso a un nuevo capítulo en la guerra táctica de los técnicos, con el tiempo de Aranzana, que no pudo detener el avance valenciano de la mano de Pack y Dikoudis.
Con 61-59 se afrontaron los últimos diez minutos, en los que Slanina, el mejor anotador del Caja San Fernando, apagado por los marcajes de Paraíso, despertó para dar a los suyos una ya interesante renta de siete puntos (70-63), a 5:38 del final. Olmos recurrió a Rigaudeau, con cuatro faltas y sólo seis puntos, como opción en ataque, donde el Pamesa se mostraba impotente ante el derroche de los cajistas, los triples no entraban y Oberto -doce puntos hasta entonces- se desesperaba al no recibir balones claros. Definitivamente, un triple de Santangelo -su equipo mejoró cada vez que estuvo en la pista- y una cesta de Abrams encarrilaron (75-66), a tres minutos, el triunfo local, pues después la templanza y el acierto en los tiros libres fueron suficientes para contrarrestar los ataques desesperados del Pamesa.