L D (EFE) Los alaveses comenzaron con el claro objetivo de ahogar la salida del balón del Zaragoza con una intensa presión, lo que les creaba muchos problemas y hacía que el juego se desarrollase en muy pocos metros en la zona central del terreno de juego.
La excesiva contundencia con la que se empleaban los vitorianos, con numerosas faltas, hizo que se calentasen los ánimos y que en los primeros veinte minutos ya hubiesen visto tres tarjetas amarillas, y que incluso provocó que Savio Bortolini tuviese que ser cambiado por una dura entrada de Otxoa al cuarto de hora de juego. La única acción de peligro fue un balón que robó David Villa a Otxoa que encaró la portería de Juan Pablo sin pensárselo dos veces pero su disparo salió alto.
El máximo goleador zaragocista era el hombre más peligroso de su equipo y por sus botas pasaron las mejores opciones para haber movido el marcador, sobre todo en la recta final de los primeros cuarenta y cinco minutos, en los que el esfuerzo físico empezaba a pasarles factura a los hombres de Pepe Mel. Los dos equipos salieron dispuestos a intentar mover el marcador lo antes posible y fueron los maños los que estuvieron a punto de hacerlo en el primer minuto en una contra en la que no supieron resolver su superioridad y Dani García Lara remató desviado.
Los visitantes modificaron su actitud sobre el terreno de juego y empezaron a jugar con más criterio lo que les permitió realizar su primer disparo a puerta por medio de De Lucas, tras un buen pase de Vucko, y unos minutos después fue el defensa Otxoa el que obligó a Láinez a emplearse a fondo y sacó una mano prodigiosa que evitó el gol, aunque terminó costándole la retirada en camilla al cancerbero aragonés. El desconcierto y los nervios se apoderaron de los zaragocistas, que tardaron varios minutos en reaccionar, en un partido que cada vez era más bronco y con continuas interrupciones por las faltas.
El partido se convirtió en un ir y venir en el que el balón rondaba una y otra portería, aunque eran los maños los que daban la sensación de poder mandar el balón al fondo de las mallas de la portería rival. La ocasión más clara la tuvo el canterano Rubén Gracia Cani que remató de cabeza un gran centro de Galletti al poste ante un Juan Pablo que sólo pudo hacer la estatua, aunque al final no se movió un marcador que de esa forma favorecía al Zaragoza, que alcanza así a su décima final en el torneo del KO.
La excesiva contundencia con la que se empleaban los vitorianos, con numerosas faltas, hizo que se calentasen los ánimos y que en los primeros veinte minutos ya hubiesen visto tres tarjetas amarillas, y que incluso provocó que Savio Bortolini tuviese que ser cambiado por una dura entrada de Otxoa al cuarto de hora de juego. La única acción de peligro fue un balón que robó David Villa a Otxoa que encaró la portería de Juan Pablo sin pensárselo dos veces pero su disparo salió alto.
El máximo goleador zaragocista era el hombre más peligroso de su equipo y por sus botas pasaron las mejores opciones para haber movido el marcador, sobre todo en la recta final de los primeros cuarenta y cinco minutos, en los que el esfuerzo físico empezaba a pasarles factura a los hombres de Pepe Mel. Los dos equipos salieron dispuestos a intentar mover el marcador lo antes posible y fueron los maños los que estuvieron a punto de hacerlo en el primer minuto en una contra en la que no supieron resolver su superioridad y Dani García Lara remató desviado.
Los visitantes modificaron su actitud sobre el terreno de juego y empezaron a jugar con más criterio lo que les permitió realizar su primer disparo a puerta por medio de De Lucas, tras un buen pase de Vucko, y unos minutos después fue el defensa Otxoa el que obligó a Láinez a emplearse a fondo y sacó una mano prodigiosa que evitó el gol, aunque terminó costándole la retirada en camilla al cancerbero aragonés. El desconcierto y los nervios se apoderaron de los zaragocistas, que tardaron varios minutos en reaccionar, en un partido que cada vez era más bronco y con continuas interrupciones por las faltas.
El partido se convirtió en un ir y venir en el que el balón rondaba una y otra portería, aunque eran los maños los que daban la sensación de poder mandar el balón al fondo de las mallas de la portería rival. La ocasión más clara la tuvo el canterano Rubén Gracia Cani que remató de cabeza un gran centro de Galletti al poste ante un Juan Pablo que sólo pudo hacer la estatua, aunque al final no se movió un marcador que de esa forma favorecía al Zaragoza, que alcanza así a su décima final en el torneo del KO.
Ficha técnica del partido
Zaragoza, 0: Láinez (Valbuena, m.65); Cuartero (Generelo, m.60), Alvaro, Milito, Toledo; Ponzio, Movilla; Cani, Dani, Savio (Galletti, m.30); y Villa
Alavés, 0: Juan Pablo; Coira, Téllez, Otxoa, Galván; Astudillo, Pablo; Edu Alonso (Romo, m.81), De Lucas, Iván Alonso (Vucko, m.49); y Rubén Navarro
Árbitro: Mejuto González (Colegio asturiano). Amonestó con cartulina amarilla por el equipo aragonés a Savio, Movilla y Generelo, y por los visitantes a Otxoa, Téllez, Pablo, Edu Alonso, Galván y De Lucas
Incidencias: Partido de vuelta de semifinales de la Copa del Rey disputado en el estadio de La Romareda, en noche fresca, con terreno de juego en buen estado y ante unos 32.000 espectadores