El baloncesto español no las tiene todas consigo y ha empezado a ser una anécdota irrelevante en los Juegos Olímpicos. España ha vuelto a mostrar su cara más triste al caer derrotada frente a Canadá por 91-77.
El miedo ha podido con la selección en Sydney. El temor a la derrota ha situado a los internacionales españoles en una situación que sólo les ofrece salidas a ninguna parte: un puesto en cuartos de final para enfrentarse al "Dream Team", si se gana a Australia, ya que lo que pase contra la inalcanzable Yugoslavia poco puede influir.
La selección fue un equipo que permitió a Canadá anotar 53 puntos en la primera parte y que, mientras tanto, sólo cogió cinco rebotes; que volvió a esconderse y a no querer saber nada ante el aro del rival, que jugó con nervios y que, en definitiva, no ha funcionado en ninguno de los tres partidos que ha disputado hasta ahora.
En la segunda mitad las cosas no cambiaron y se facilitó el trabajo de los tiradores canadienses que siguieron aumentado la diferencia hasta alcanzar una máxima de veintisiete puntos (72-45 m.28).
Como contra Rusia, como tantas otras veces en años que parecían olvidados, la selección española encontró su juego cuando ya no había nada que hacer. Entonces presionó, pero su obligación era haberlo hecho antes, no cuando los Juegos se le habían ido de las manos.
España pierde opciones en baloncesto tras perder ante Canadá
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