El diestro Enrique Ponce protagonizó una apoteósica actuación este domingo en Istres (Francia), donde actuó como único espada para acabar indultando un gran toro de Núñez del Cuvillo, cortar los máximos trofeos de uno de Juan Pedro Domecq, premiado con la vuelta al ruedo, y pasear otras cuatro orejas más.
Enrique Ponce protagonizó una actuación antológica con dos cimas fundamentales: el rabo que le cortó al gran juanpedro lidiado en tercer lugar y el indulto del cuvillo que hizo cuarto. También humo momentos muy emotivos y peculiares que dieron al espectáculo un toque diferente. La interpretación musical de la corrida fue extraordinaria, pero el momento clave fue cuando, a la muerte del cuarto toro, Ponce se metió entre bastidores para despojarse del traje de luces y enfundarse un esmoquin.
De los seis toros que saltaron al ruedo Ponce logró el máximo de cada uno de ellos. Cortó una oreja de sus dos primeros oponentes, de Juan Pedro y Cuvillo, respectivamente, tras sendas faenas en las que el oficio, la técnica y la sapiencia fueron las principales armas del de Chiva.
Pero ya en el tercero aquello adquirió un cariz de grandeza. El toro, de Juan Pedro Domecq, fue extraordinario, y con él se fajó Ponce para instrumentar una faena elegante y templada, muy sentida y con mucho gusto. Labor siempre a más, como el toro, al que acabó cortando las dos orejas y el rabo entre el clamor de los tendidos.
Aún habría más, porque el destino le tenía deparado a Ponce a Esparraguero, de Cuvillo, un dechado de bravura, clase y hondura en sus embestidas, y el valenciano se dio un festín de toreo. Tanto por la derecha como por la izquierda. Todo muy reunido y conjuntado; y muy bello, como el propio toreo de Ponce, que provocó el delirio del respetable con las "poncinas" finales.
En el quinto salió ya Ponce ataviado con un elegante esmoquin, y así, a base de elegancia y de infinita sabiduría taurina, logró Ponce otra oreja más del quinto y del sexto para redondear una tarde de ensueño y de toreo de muchos quilates.
Ficha del festejo
- Tres toros -primero, tercero y quinto- de Juan Pedro Domecq, cómodos y de entre los cuales destacó el tercero, premiado con la vuelta al ruedo; y otros tres -segundo, cuarto y sexto- de Núñez del Cuvillo, de los que brilló el cuarto, de nombre "Esparraguero", número 20, de 508 kilos, negro mulato de capa y nacido en noviembre de 2011, que fue indultado.
El balance artístico de Enrique Ponce, que actuó como único espada, fue el siguiente: oreja, oreja, dos orejas y rabo, dos orejas y rabo simbólicos, oreja y oreja.
La plaza se llenó por completo.