Reaparece en los ruedos Antonio Cayetano Rivera Ordóñez, Cayetano en los carteles, este sábado 16 de mayo en Jerez de la Frontera. Lleva el mismo nombre de su legendario bisabuelo, aquel a quien siguió muchas tardes, allá a mediados de los años 20, Ernest Hemingway para escribir su novela Fiesta. Día grande en la tradicional Feria del Caballo de la ciudad gaditana. Lleva retirado de los ruedos dos años y siete meses, desde que el 7 de octubre de 2012 tras lidiar su última corrida de la temporada en Hellín emitiera un comunicado anunciando que dejaba de vestirse de luces: "Se trata de una pausa en mi trayectoria". Se dedicó luego a emprender algún negocio y a viajar. Rompió pocos meses después con Eva González, su novia desde hacía cuatro años. Una mujer hermosa, de electrizante figura, Miss España 1993, modelo cotizada, de gran carácter. Con la que volvió a emparejarse y hacer vida en común en 2014, sin que ninguno de los dos se haya significado todavía sobre sus planes de boda.
No tienen prisa, ni a lo mejor ganas. Y Cayetano está escaldado de su experiencia como marido, cuando se casó el 26 de octubre de 2001 en Gijón con la modelo y actriz asturiana Blanca Romero. Lo hizo muy enamorado, aunque su madre, la siempre recordada por tantas razones Carmen Ordóñez trató de advertirle del compromiso que adquiría. Entre otros, el de adoptar como hija propia a la que aportaba su mujer al matrimonio, de otra relación anterior: Lucía Rivera. No se arrepintió Cayetano de aquella digna decisión, y hasta se cuenta que ha ayudado a su hija adoptiva a contratarse como modelo de Giorgio Armani, firma para la que él ha posado varias veces, luciendo atractivos ternos. Pero aquella boda, lo marcó. Porque su convivencia con Blanca, a los pocos meses, comenzó a hacer aguas. Y se separaron.
Si a ello se le une que los padres del torero, Carmina y Paquirri, también tarifaron, y que su hermano Francisco asimismo naufragó en su unión con la hija de la Duquesa de Alba, María Eugenia, puede comprenderse mejor que Cayetano se lo piense antes de reincidir. Eva González, mujer independiente, de fuerte personalidad, le hace feliz. Discuten, tienen sus broncas de vez en cuando, pero mantienen su apasionada relación. ¿Hasta cuándo? Con una pareja así, nunca hay que apostar sobre su futuro. Lo que sí sabemos es que ella anda un poco mosqueada desde que él le anunciara su retorno a los ruedos. Comprende la profesión del hombre que ama, lo ha visto torear alguna vez, en festivales, en tentaderos, pero es consciente de que cada tarde que se enfunda el vestido de torear se juega la vida. La mujer de un torero tiene que vencer esa incertidumbre, el miedo a una posible cornada. Por eso algunas prefieren, si no acudir a la plaza, sí acompañarlo a la ciudad en que torean, y esperarlo en el hotel, generalmente rezando. Lo hacía, por ejemplo, Rocío Jurado con Ortega Cano. A Jerez de la Frontera irán seguramente unos cuantos reporteros de la prensa del corazón, en la suposición de que Eva González esté en uno de los establecimientos hoteleros de la ciudad, confiando en que su amor regrese triunfal de su cita con los toros de Juan Pedro Domecq y Parladé.
4 de junio, en Granada
Cayetano, va a torear pocas corridas esta temporada. La del día 4 de junio, en las fiestas del Corpus, en Granada; el domingo 14 de ese mes en el festejo de Asprona, en Albacete; el 22 de agosto en Sanlúcar de Barrameda…Surgirá algún contrato más, pero no desea acudir a cosos donde se le exija más de lo que él quiere. En todo caso, su compromiso más relevante será el 5 de septiembre en Ronda, la plaza del legendario Pedro Romero, la que administró su abuelo Antonio Ordóñez, y que desde hace algunas temporadas programa su hermano, Francisco Rivera, que ahora se anuncia Paquirri en honor de su recordado progenitor. Allí, en ese bellísimo e histórico coso, tomó Cayetano su triunfal alternativa el 9 de septiembre de 2006. Seis años ha aguantado como matador de toros hasta este retorno que comentamos. Comenzó muy tarde a torear, con veintiocho años de edad, en sus escarceos novilleriles, cuando generalmente los becerristas se inician siendo casi niños, caso por ejemplo de El Juli, que ya se enfrentaba a una vaquilla con ocho o nueve años. Ha aventajado a su hermano en la calidad del toreo que practican, más puro, más rondeño el de Cayetano. Pero aún así, los buenos aficionados sostienen que, siendo meritorio su esfuerzo, se ha quedado a medio camino en sus aspiraciones. No ha logrado imponerse en el escalafón que hoy encabezan Miguel Ángel Perera, El Juli, Alejandro Talavante, Morante de la Puebla, José María Manzanares, sin olvidarnos del veterano Enrique Ponce, menos competitivo. Y eso que su tío , Curro Vázquez, ha sido su imprescindible mentor, quien le ha enseñado prácticamente cuanto él resuelve en los ruedos. Desde luego con ganado previamente elegido en buena parte de los festejos en los que ha tomado parte.
Nadie, insistimos, niega el valor, el arte, cuanto ha mostrado Cayetano hasta ahora en el toreo. Pero insuficiente para catalogarlo como figura de primera fila. Interesante en todo caso. Personaje de reconocimiento social y popular, por sus campañas publicitarias anunciando trajes y perfumes, o apareciendo en las revistas del corazón como un galán envidiado y admirado, con sus ojos verdes, su porte seductor. Una parte de su clientela femenina en las plazas de toros, se la debe precisamente a esa repercusión que suscita en los medios periodísticos ajenos a su condición profesional. Él, su hermano, Jesulín, Manuel Díaz El Cordobés, lo quieran o no reconocer, son eso que llaman toreros mediáticos. Un matador que en enero cumplió treinta y ocho años. Con un bagaje cultural muy por encima de todos sus colegas: estudios de Ciencias Empresariales, de Ciencias de la Imagen y Producción cinematográfica, que habla francés e inglés, tras su estancia en un internado suizo. Y quien ha sobrellevado con entereza su pasado familiar. Sin ir más lejos, el próximo 23 de julio se cumplirán once años de la trágica muerte de su madre. Quien se enfrenta de nuevo al toro como él, merece nuestro respeto. ¡Suerte, Cayetano!