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Lolita guarda como un tesoro las cartas que le escribió 'Paquirri'

Se cumplen 29 años de la muerte del torero, el gran amor de la vida de Lolita.

Paquirri | Archivo

Este jueves, 26 de septiembre, es una fecha de luto en los anales del toreo, pues se cumplen veintinueve años de la tragedia de Pozoblanco, la plaza en donde Francisco Rivera Paquirri halló la muerte. El diestro, antes de casarse con Isabel Pantoja, tuvo amores con otras mujeres: Bárbara Rey, una colombiana llamada Nora, una persistente belga que lo perseguía sin desmayo. Pero la mujer que más lo quiso fue Lolita, quien convivió con él durante año y medio en Cantora y en otras fincas del torero de Barbate. Guarda como un tesoro, cartas encendidas de pasión; que por supuesto no ha mostrado a nadie. Amén de que conserva algunos regalos de Paco, como lo llamaba cariñosamente, entre ellos un reloj y la cabeza de un Cristo labrada en oro junto a una cadena. Sobre aquella correspondencia Lolita me dijo: "No me desprendería de ella ni por todo el oro del mundo. Son cosas muy íntimas para mí".

Cómo será el recuerdo que le dejó aquel romance que no ha olvidado la fecha de su inicio, el 25 de mayo de 1979, así como su triste final, el 11 de septiembre de 1980. Aunque nunca lo ha dicho, es presumible que esos datos incluidos en su libro de memorias procedan de esos diarios que escribe desde jovencita, anotando sus vivencias, junto a pensamientos, poesías y recuerdos. Entre éstos, los de su relación con Paquirri, con quien empezó a salir una vez que éste se había separado de Carmen Ordóñez. Quien era íntima amiga de Lolita y, al enterarse que comenzaba a flirtear con su ex, le deseó suerte, sin rencor alguno ni celos. Pero Lolita percibió en ese año y medio que estuvo con el matador de toros que él no había olvidado a su primera mujer.

Tan loca de amor estaba Lolita por Paquirri que faltó más de una vez a alguno de sus compromisos artísticos y sociales. Y cuando ella se encontraba actuando en Argentina se gastó la broma de ¡ochocientas mil pesetas! en conferencias telefónicas para comunicarse diariamente con aquél, según me confió su entonces representante, Pepe Vaquero, ratificado después por la propia interesada. Contaba la cantante que Paco se reía mucho con ella, pero que a veces parecía tratarla como una cría, como si para él fuera sólo un pasatiempo. Lolita le preguntaba que si la quería, y Paquirri, buen conocedor del paño femenino, como es natural, lo afirmaba. Los celos se entrometieron alguna vez en esa historia, porque por medio surgió Bárbara Rey, a cuyo piso de la madrileña zona de Arturo Soria iba de vez en cuando el galán de los ojos verdes. Lolita, furiosa, estaba en Cantora, sabedora de que mientras tanto le ponía los cuernos con la murciana. Pero refería que se desquitó –o eso creía- cuando estando encamada con Paco éste rompió con la rubia de Totana a través del teléfono.

Semejante culebrón tendría un final inesperado para Lolita, quien soñaba con casarse de blanco con su guapo torero. Estando ella en Buenos Aires, a donde viajó para actuar en un espectáculo encabezado por Carmen Sevilla, escuchó la voz de su gran amor a través del teléfono, quien de manera terminante le hizo saber que ya no seguirían juntos. Y añadió: "Es que estoy saliendo muy en serio con Isabel Pantoja". A Lolita le dio un yuyu de aquí te espero. En otros tiempos la desengañada pedía el frasco de sales para recuperarse. Fue a contárselo a "la Sevilla", entre hipidos y lamentos. Estuvo un tiempo enloquecida, al borde de una depresión. Y el colmo fue que, meses después, actuando Lolita en la madrileña sala Florida Park, se presentaron una noche, ocupando una de las mesas preferentes, Paquirri e Isabel Pantoja. Fue la gota que rebasó el vaso. A Lolita, que así lo contó, le dieron ganas de meterse para dentro, buscar una escopeta, salir de nuevo a la pista y... Enterada Lola Flores farfulló toda clase de amenazas contra la pareja. Fuimos testigos una noche en la que La Faraona presentaba una gala en Xenon, local de la madrileña plaza del Callao, y públicamente dedicó a Paquirri un variado muestrario de denuestos dirigidos "a quien se ha burlado de mi pobre hija". Y, ya ven lo que el destino deparó al torero.

Queda, como colofón de estas líneas, una confidencia de Lolita: Paquirri se encontró con ella, algún tiempo después de su ruptura, invitándola a acompañarle en su coche, camino de Logroño, donde iba a torear. Entonces, continuaba su noviazgo con Isabel Pantoja. Pero Lolita no aceptó aquella invitación, que acaso hubiera cambiado el rumbo de sus vidas. Por consejo de su madre, Lolita adelantó la boda con Guillermo Furiase, el 23 de abril de 1983. Justo una semana antes de que Paquirri llegara al altar con Isabel.

Han pasado veintinueve años de la muerte de Paquirri. Lolita es ahora feliz con su segundo marido, Pablo Durán. Está capeando el temporal de su economía, tras el fracaso de su negocio de tiendas de ropa y accesorios, y la sombra de la hipoteca que pesa sobre su chalé del Soto de la Moraleja, a las afueras de Madrid. Y como no la contratan en galas musicales se gana los garbanzos representando la comedia teatral Más sofocos. Por lo contado, en esta vida se ha llevado más de uno...

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