Cada 15 de mayo la tradicional celebración del Madrid más castizo y genuino inunda de chulapos y chulapas la zona de la pradera de San Isidro y las calles aledañas. Desde primera hora de la mañana han comenzado a llegar los primeros madrileños y curiosos venidos desde diferentes puntos de la ciudad, a pesar de coincidir con nuevos paros en toda la red de metro, excluyendo la línea 5, y que ha sido convocado por el comité de empresa y el sindicatos de conductores.
Para dar la bienvenida a los madrileños el Paseo del Quince de Mayo se ha convertido en una pista de baile improvisada donde varias parejas han disfrutado de un chotis, símbolo del repertorio musical madrileño más representativo.
La lluvia concedió una tregua durante la mañana, aunque al llegar al medio día comenzó a caer de forma intermitente, sin alterar un ápice el humor y los ánimos de los ciudadanos y turistas, que ya habían previsto el contratiempo con paraguas y chubasqueros.
Para comer, casi por mayoría los allí presentes aprovecharon para degustar gallinejas y entresijos, además del famoso cocido madrileño, tres de los platos más típicos que se pueden comer durante el día de San Isidro y que estaban disponibles en casi todos los puestos y establecimientos ambulantes de los alrededores. De postre, las conocidas rosquillas del Santo o las garrapiñadas.
Un día marcado por la coincidencia con el segundo aniversario del movimiento 15-M en lo que se ha llamado "San Isidro Indignado", una propuesta difundida por redes sociales y que ha tenido muy poca repercusión en los tradicionales festejos madrileños.