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Elia Rodríguez

A buenas horas mangas verdes

Dice Sabina que “el que no quiera ir a los toros que no vaya, pero que dejen de tocarnos los cojones”. Querido Joaquín, quiero entenderte, aunque como mujer debo decir que no lo hubiera expresado de la misma manera. No entiendo esa dichosa manía de algunos varones de poner la parte genital de por medio y por delante. Pero si de genitales se trata y entre ellos anda el juego, dice el refranero español que el dinero y los cojones son para las ocasiones, y esta no era la ocasión. En cualquier caso, muy poca es la poesía que se aprecia en la frase del cantante, porque nos pueden tocar el sentimiento, la cultura, el arte, y sin necesidad de ponernos tan trascendentales, el bolsillo, de tantos y tantos profesionales que viven del toro, que por cierto según publicaba ABC la semana pasada se calculan unas pérdidas de más de treinta millones anuales durante los diez próximos años si se prohíben los toros en Cataluña. Dicho lo cual, es el bolsillo entre otras cosas, lo que nos tocan y no las partes íntimas, esas son las que se han tocado muchos que tenían que haber dado la cara mientras que otros defendían la fiesta en el Parlamento de Cataluña.

Bravuconadas aparte, la propia canción de Sabina nos resuelve la respuesta a sus propias declaraciones, "ahora es demasiado tarde princesa". Estamos acostumbrados a que en el mundo del toro muchos artistas saquen pecho a la hora de posar con el triunfador de una gran faena, o en una gala benéfica, pero son pocos, en esto pasa como con las amistades, los que en los malos momentos responden y dan la cara. Hace unos meses esas declaraciones hubieran tenido sentido, hubieran sido oportunas, adecuadas, aunque todavía el cantante no había empezado su gira, pero como la Santa Hermandad, tarde mal y nunca, ¡a buenas horas mangas verdes!

Volviendo a los toros, al ruedo, el sábado en Madrid el palco volvió a hacer el ridículo con un comportamiento cicatero, roñoso y miserable. Se negó la oreja a una faena de oreja, clarísimo, una faena completa con un espadazo sublime, ejemplo de un volapié perfecto. Julián López “El Juli” una vez más no pudo tocar pelo en Madrid.
Con estas actitudes no solo se maltrata al torero sino también el público que quieren disfrutar de la fiesta y se encuentran con comentarios desquiciados y delirantes. Pedimos responsabilidad a las figuras a los ganaderos y a los empresarios, pero desde algunos tendidos se debería dar ejemplo de lo que supone la profesión del torero, jugarse la vida, luchar a un toro y con gran poder y técnica hacerse con él, como hizo Julián López el sábado, algunos ni lo vieron, se pusieron la venda y el Presidente en un acto de tiranía ejerció como su propio nombre indica de César y le dio el gusto a la ruidosa minoría.

Terminamos en Segovia, mi tierra, aunque en estos momentos y por la torpeza de sus políticos me de cierta vergüenza, ajena, está claro.

La crisis deja a Segovia por primera vez sin toros, el año pasado salvamos la feria de milagro y lo obró Gustavo Postigo. Las divisiones y enfrentamientos internos entre los cuatro copropietarios del coso hacen imposible la celebración de ningún festejo.

Este año no hay acuerdo y el alcalde de Segovia Pedro Arahuetes dice que desde que él es alcalde los toros no se subvencionan, por tanto no habrá toros, pero desde el consistorio segoviano si estimaron oportuno subvencionar un CD de tres poetas visionarios, sensibles como ellos solos en el que llamaban al Rey, “asesino”, “hijo de puta”,  “bastardo” y demás lindezas. El alcalde ha pedido perdón a la casa Real y Javier Arranz, concejal de juventud, ¡divino tesoro! Se excusa diciendo que no había escuchado la letra.

Al Rey se le llama asesino y lo subvenciona un Ayuntamiento y mientras tanto se quieren prohibir los toros por ser un espectáculo salvaje y violento. “Los tiempos están desquiciados”.

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