Varias cosas. Ayer hubo un par de faenitas apañadas. Estamos necesitados de alegrías en esta feria tan gris pero, en mi opinión, eso no justifica la oreja que se le concedió a Perera o que se pidiese otra a Talavante. Tampoco creo que sea algo muy grave y es opinable, pero me pareció poco serio. En el caso de Perera la voltereta final añadió emoción y la estocada aceptable, no estocadón, le valieron el trofeo. No hubo mucho más. El primer toro de Talavante, que no se picó –ojo–, tuvo más calidad y transmisión, pero aunque le dio un par de series buenas terminó la faena embarullado y con muchos enganchones. Abusa mucho de los adornos. Demasiado trincherazo. Mató tras un pinchazo y también se pidió oreja. Normal, si se la habían dado a Perera ¿por qué a él no? Estaba la plaza blandita, blandita o yo ya no entiendo nada. No lo descarto tampoco. Curro Díaz no tuvo su día.
Menos entiendo otras cosas. No quería hablar de Taurodelta pero... ¿cómo diablos pueden darle la sustitución de Manzanares en la corrida de Juan Pedro Domecq de mañana a El Cid? Vaya por delante que Manuel Jesús, cuando está, me parece la mejor mano izquierda del escalafón. Pero no está. No está. Se le han ido tres toros, uno de ellos de lío gordo, este mismo San Isidro. ¿Qué méritos ha contraído para esa sustitución el de Salteras? Ojalá me deje mal mañana y vuelva esa muleta que añoramos todos.
Lo bueno: Mañana llega Morante de la Puebla. ¡Qué ganas! Esperemos que él también venga con buena disposición. Lo necesitamos.