Así titula su crónica Zabala de la Serna en El Mundo. Atrevido, al tratarse de un torero que es un referente para la Tauromaquia en las últimas dos décadas y cuenta con una legión de seguidores, entre ellos el propio Zabala. Pero precisamente por ser quien es, uno de los más grandes, la cosa tiene miga.
Lo de ayer en Sevilla fue infame. Empezando por el ganado. Uno no entiende como, a estas alturas, Puerto de San Lorenzo-Ventana del Puerto sigue dando corridas en todas las grandes ferias. O no lo quiere entender, porque de las miserias-chanchullos de este negocio prefiero ni hablar. Petardazo tras petardazo en Madrid, Sevilla, Valencia… Y siempre repite. Y siempre lo mismo: juanpedros mareados, flojos, sin un ápice de casta, mal presentados. Esto sí que es peligroso para la Fiesta y no los imbéciles que la quieren prohibir. ¡Ya está bien! Mi admirado Amorós dice en ABC ¿toros comprados en los chinos? Pues sí y a sabiendas y van… Luego algunos ponen a parir a Victorino, tiene delito la cosa.
Y de Enrique Ponce ¿qué decimos? El cronista de El Mundo considera que por "dignidad y coherencia con su gran historia" ha llegado el momento de la retirada. Nadie puede discutir la carrera de Ponce. Como dice Zabala quien no la respete será "un imbécil condenado a las galeras de la estulticia". Ayer Ponce estuvo mal, muy mal. Rematadamente mal. Eso sí, tuvo el peor lote, que ya es decir. Dos bicharracos feos, mansurrones, infumables. Sobreros ambos. Los mató a base de bajonazos infames. Quizás sea un poco excesivo abrir el debate sobre su retirada. Yo creo que está justificado. En cualquier caso, Zabala lo ha hecho y ahí os lo dejo.
El Cid es uno de mis toreros favoritos. Los mejores naturales que he presenciado en Las Ventas son suyos. Además, me cae bien. No puedo ser objetivo. Pero es innegable que no está en su mejor momento. Ayer lo dio todo, estuvo mucho mejor de lo que nos tiene acostumbrados últimamente. Con el quinto, lo más salvable de la corrida de ayer, obtuvo vuelta al ruedo y se pidió una oreja. Ojalá sea un punto de inflexión. En Madrid, siempre se le espera. De Talavante, nada que destacar.