Imanol Arias ha regresado a los teatros tras 24 años sin subirse a las tablas con La vida a palos, una obra con gran influencia flamenca que protagoniza junto a Aitor Luna y Guadalupe Lancho. Tras muchos años en televisión, el actor aún se siente "en dos dimensiones", según comentó en Es la mañana de Federico.
"Es una gozada, es maravilloso tener una cita diaria. Estoy deseando que lleguen las ocho de la tarde", aseguró en los micrófonos de esRadio. La obra, inspirada en el flamenco, narra el reencuentro entre un padre y un hijo y estará en cartel en los Teatros del Canal hasta el 24 de julio.
A pesar de su larga carrera profesional, los premios se le han resistido. "El año que protagonicé El Lute coincidí con una corta pero increíble interpretación de Alfredo Landa en El Bosque Animado. Me lo robó en el mejor sentido", bromeó.
El actor se refirió a sus problemas con Hacienda, que lo situaron en el ojo del huracán mediático: "A los que nos ha ido bien, el personaje propio nos devora por mucho que queramos. He ido toda la vida con respeto, salvaguardando mi vida, no me parecía tan interesante. No he sido un hombre feliz con cierta utilización de mi vida, no entendía por qué generaba tanto interés y por qué se me asediaba con bobadas. Hay que aprender a aceptar eso".
"Siempre he creído que tengo por delante tiempo para deshacer entuertos. Cuando he tenido problemas, y el último ha sido el más aparatoso porque te transforma la vida, lo primero que he hecho es reconocer que no soy mal tipo y atajé mi responsabilidad", añadió. "Hay ciertos medios que creen tener una altura moral. Se me ha juzgado públicamente porque en el 98 compré unas acciones y resultó que esa compañía tenía un testaferro en Panamá. Alguien dice que no es ilegal, pero que moralmente está mal", continuó.
El actor lleva casi dos décadas en la serie Cuéntame: "Me asombra la cantidad de padres que se parecen a mí, bueno a Antonio Alcántara". Además, recordó con cariño a algunos actores que ha visto crecer, como Ricardo Gómez –Carlitos en la serie– que empezó en la serie con tan solo siete años. "Hemos creado un monstruo, en el buen sentido. Es un tío con mucha cabeza y gran talento", aseguró.
En La vida a palos, los actores están acompañados en escena por un cantaor y un violonchelista que con su música trasladan al público muchas de las emociones que los personajes comparten mediante monólogos y diálogos. Después de abandonar la capital y antes de hacer parada en Barcelona en el mes de octubre, La vida a palos llegará a Uruguay, Argentina y Chile.