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Oleanna: ¿quién tiene la culpa?

El dramaturgo David Mamet pone el foco en el acoso sexual, y la utilización que hacen de él algunos grupos.

Fernando Guillén Cuervo y Natalia Sánchez protagonizan esta obra de David Mamet | Pentación

No es la primera obra de teatro que habla del acoso sexual, seguro que no será la última. Sin embargo, David Mamet es de los pocos que se han atrevido a hablar de la utilización que ciertos grupos hacen de algo tan serio. Es algo que hay que abordar con mesura y templanza, porque trastoca, porque incomoda, pero de lo que hay que hablar.

Un mismo hecho puede tener varias interpretaciones, que no dejan de quedarse en simples 'malentendidos', a no ser que traten temas más hondos, o que haya ciertos intereses de por medio. Oleanna es una obra de alta carga dramática, que revuelve al espectador en la butaca, ante una injusticia en la que no queda muy claro quién es el culpable.

Lo que David Mamet plantea sobre las tablas es la historia de una universitaria (interpretada por Natalia Sánchez) que acude a una revisión de un trabajo, con el fin de que su profesor (Fernando Guillén Cuervo) le suba la nota. Lo que pasa en ese despacho es lo que desencadena que este profesor, que está a punto de conseguir la cátedra, vea como su futuro se tambalea, y en ese futuro hay que incluir a su mujer, su trayectoria profesional y la casa que está a punto de adquirir. Está claro quién tiene el poder en un sistema académico como el universitario, ¿o no?

Aquí se pone encima de la mesa cómo se percibe la autoridad a día de hoy en la Universidad, de si realmente el acceso a la educación superior es un derecho y de si el paso por la facultad es un requisito sinequanone para prosperar en la vida. Porque eso es lo que preocupa a la alumna: su progreso, a través del espejo de su profesor. Este docente, ya maduro, está preocupado por su estabilidad profesional y familiar, pero en el fondo de su ser pervive la chispa de la enseñanza, lo que le lleva a acoger a esta pobre chica como su pupila. Si solo quería convertirla en su mentorada solo lo sabe él, porque de sus actos y palabras ella entiende algo muy distinto. Algo que interpreta como aberrante, nocivo, tóxico.

Y de explicarle qué es lo que está realmente viviendo esta chica se encarga 'el grupo'. ¿Quién es exactamente este elemento de presión? Pues no es nadie, pero son todos. Hablamos de la Ley de Violencia de Género, de denuncias y de cómo se pueden servir ciertos agentes de ellas para obtener un beneficio.

De esta obra de David Mamet (que fue estrenada en el año 1992, coincidiendo la denuncia contra el juez Thomas, candidato al Tribunal Supremo de los Estados Unidos, por acoso sexual a una profesora universitaria) ya ha habido otras versiones. La muy destacable adaptación realizada por Manuel de Benito en el Teatro Español (2011), con José Coronado e Irene Escolar, y una un poco anterior (de 2004), con Elvira Heras y Gerardo Geanciti. En todas ellas había duelos interpretativos a la altura de los que Fernando Guillén Cuervo y Natalia Sánchez muestran en las tablas del Teatro Bellas Artes.

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