Cuando el suelo sabe a poco, hasta el techo puedo ser un buen tablao. El inconformismo de esta formación les ha empujado a la búsqueda del "más difícil todavía" en un montaje visceral, genuinamente bello y lleno de virtuosismo. Los Vivancos presentan en el madrileño Teatro de la Luz Philips Gran Vía su último espectáculo Nacidos para bailar, un montaje con el que cierran la trilogía que nació hace nueve años con 7 hermanos y Aeternum y que han paseado por casi cuarenta países.
Los siete hermanos volvieron a presumir de físico en su estreno, estirando al máximo el concepto Extreme Flamenco Fusion. Esta disciplina es la base de sus creaciones, pero sobre ella se extiende la belleza clásica del ballet, la elegancia del claqué o el eclecticismo de las artes marciales. Créanme que es una maravilla ver un zapateado con tanta pasión al ritmo de "Smoke on the water" de Deep Purple.
Nacidos para bailar sigue la línea de montajes pasados pero introduce una mayor espectacularidad, con movimientos más afines al circo que al flamenco, y sobre todo, con un derroche de pasión, fuerza y rigor en escena que satisface al espectador. No hay demasiados artificios en el escenario porque su sola presencia llena el espacio. Por separado demuestran talento y técnica, pero juntos son un auténtico espectáculo.
La música es todo un acierto. Míticas canciones de Metallica o el "Hallelujah" de Leonard Cohen lideran una lista de joyas de todos los tiempos que encajan con las bandas sonoras de Rocky o Tiburón y temas electrónicos con toques futuristas. La luz se alía con Vivancos y hasta la lucha del lado oscuro y la fuerza encuentran su sitio.
Lo que mejor saben hacer es bailar, sea sobre un caja flamenca o bocabajo colgados de una instalación metálica, pero quizá este montaje pueda prescindir de los elementos circenses con los que intentan sorprender a sus seguidores. Este martes por la noche pagaron la novatada del estreno con algún que otro contratiempo en estos números, aunque la rápida capacidad de improvisación se ganó el favor del público, que perdonó al instante con un sonado aplauso.
Los hermanos Elías, Judah, Josua, Cristo, Israel, Aarón y Josué no se pueden clasificar bajo la etiqueta de bailarines, porque también son músicos y, por qué no, deportistas. Los siete -en total son 40 hermanos de siete madres diferentes- nacieron en Cataluña y han crecido profesionalmente en distintos países. Formados en la escuela que fundó el padre, Pedro Vivancos García, en Vancouver -la Quantico Independent School-, se incorporaron posteriormente a la Junior Symphony Orchestra de Ámsterdam. Después, formaciones por medio mundo. "Durante nuestra infancia viajamos mucho, lo que nos dio una perspectiva del arte y del espectáculo amplia y ambiciosa. Para nosotros lo que hacemos es más que un trabajo, es una forma de vida", dicen en su web.
Ficha técnica:
Teatro: Teatro de la Luz Philips Gran Vía
Título: Nacidos para bailar
Género: Espectáculo musical
Duración de la obra: 90 minutos
Producción Musical: Joan Martorel
Grabación Orquestal: Orquesta Sinfónica de Budapest
Fechas y Horarios: Del 12 de abril al 2 de mayo de 2016. Martes a viernes 20:30 horas. Sábados 18:30 y 21:00 horas. Domingos 19:00 horas.