El grupo Arte Nuevo, -arte renovado es más apropiado, campo en el que se mueve la imaginación- fue la aportación de varios autores españoles al teatro existencialista europeo de mediados de los años cuarenta del siglo pasado. Entre ellos estaba un joven Alfonso Paso.
Conscientes de que para componer se parte de siete notas, en ellas están todas las canciones que conocemos y las que están por llegar, este grupo de creadores aportó, sin salirse de las reglas clásicas, una visión del mundo a corazón abierto, volviendo a unir en matrimonio poesía y teatro. Pero sin que la angustia cegara su máxima: "Escribir para el teatro es importante, pero más importante es estrenar". La inteligencia se demuestra andando.
Sus influencias eran Pirandello, Bernard Shaw, Saroyan, Rice, O'Neill, Thornton Wilder, Sartre… Y también Valle-Inclán -uno de los dramaturgos más complicados de representar-. En el prólogo de Alfredo Marqueríe al libro Teatro de vanguardia. 15 obras de arte nuevo (1946) leemos:
Obras escritas al dictado del corazón, que parten de la vida de un modo visceral, saliéndose de lo trillado, por buscarle tres pies al gato del teatro.
Y en el estudio preliminar de Antonio Rodríguez de León:
¿Qué cosas desconocidas han inventado? Ninguna en lo sustancial. Construyen su obra sobre postulados históricos. Es decir, tradicionales. Lo que pasa es que sobre esos postulados ellos levantan los suyos. Pero hay que saber sentir, como hay que saber pensar, como hay que saber escribir.
José Luis Garci es un hermano pequeño de aquellos jóvenes de los 40 y nos lo ha demostrado en su inolvidable cinematografía; y como la personalidad es una, Garci vuelve a respirar por sus agallas en esta apuesta teatral arriesgada. Cine clásico, iluminación inspirada en el pintor norteamericano Edward Hopper, música de Wagner, cigarrillos, nostalgia… Entre Tennessee Williams, Buero Vallejo y Beckett.
Arte Nuevo (Un homenaje) arriesga no porque los actores hagan malabares corporales, ni vocales, ni psicológicos. La puesta en escena es económica. Dos obras de un acto, con tres y cinco personajes cada una, a modo de ventana que se abre, vemos, sentimos el calor y la inquietud y se cierra; y la vida continúa. Escueto. A muchos con ganas de historias mascadas desconcertará, pero es lo que hay. Y el director no aparece, cede su protagonismo a tamaña empresa.
Por cierto, otras de las máximas que venero de aquel grupo al que pertenecieron José Gordon, Alfonso Paso, Medardo Fraile, Alfonso Sastre, José Mª Palacio, Carlos José Costas o José Franco es ésta: "Lo bueno, si breve, dos veces bueno". Espero algún día poder conseguirlo.