Con el Papa saliente aún haciendo las maletas, los ejecutivos de Showtime están frotándose las manos. Porque si a alguien le ha venido bien la renuncia (cardenales con ambiciones al margen) es a la cadena y al futuro de su nueva serie The Vatican. El anuncio se hizo hace un par de meses atrás y pasó sin pena ni gloria. Ahora el eco se ha multiplicado.
Pero no se piensen que la cosa va solamente de aprovechar el filón como si de un telefilme español se tratara. Aquí hay nombres sólidos tras el proyecto, que prometen indagar en las intrigas y zancadillas del estado eclesiástico, huyendo del danbrownismo pero no de la controversia resultante de combinar misterios y milagros. De la trama sabemos lo justo para dejarnos con las ganas: habrá un mayordomo al estilo Paolo Gabriele, muchas maquinaciones católicas, y por supuesto, traición en cada esquina. Cualquier parecido con la realidad es completamente intencionado.
Para darle forma a esta perita en dulce (aún en producción) a los mandos tendremos nada menos que a Ridley Scott, del que me fío mucho también en la pequeña pantalla. Nadie puede negarle que tuvo buen ojo produciendo la magnífica The Good Wife. Y si en la manufactura de guiones tenemos al tipo que le afiló la lengua a House ( Paul Attanasio) pinta aún mejor.
Este martes la cadena ha desvelado otro de sus secretos mejor guardados: ya tienen protagonista, Kyle Chandler (Friday Night Lights). El actor encarnará al arzobispo de Nueva York Thomas Duffy, que será la piedra en el zapato de una Iglesia emperrada en el inmovilismo, que se prepara para una auténtica guerra de poder ente la jerarquía eclesial. (¿He dicho ya lo del parecido con la realidad?).
El británico Matthew Goode (Watchmen) interpretará confidente del Papa Bernd Koch, y Sebastian Koch (La vida de los Otros) será el cardenal Marco Malerba. Aunque no tenemos Papa ni fecha de estreno, The Vatican pinta pero que muy bien. Tanto, que en Deadline ya la comparan con Los Soprano o Arriba y Abajo. Descubriremos si exageran antes de que acabe 2013.