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'Citadel: Diana', la serie italiana (y muy regular) de la megafranquicia de Amazon

Citadel: Diana estrenó sus seis episodios en Prime Video el jueves 10 de octubre.

Matilda de Angelis en Citadel: Diana | Prime Video

La franquicia internacional de espías ideada para Amazon por los hermanos Russo, manos ejecutoras más efectivas de la saga Marvel (Vengadores: Infinity War y Endgame) estrena su segunda entrega Citadel: Diana, protagonizada por Matilda de Angelis en el papel de una nueva "Nikita" europea enfrentada a toda una organización. La versión italiana de Citadel, que fue concebida ya desde su origen como un soporte para diversos spin-offs en varios países e idiomas, precede a la inminente Citadel: Honey Bunny, serie india que también formará parte del universo de agentes secretos creados por los Russo.

Como buena coproducción italiana que es, la serie describe la guerra entre las dos organizaciones rivales como si éstas fueran bandas mafiosas. Una correspondencia pertinente pero tampoco especialmente original, como escasamente original es el conjunto de toda la serie. El desfile de escenarios opulentos y minimalistas y entornos tecnológicos ofrece un aspecto lujoso a la serie, pero en realidad se trata de la mera expresión de su impersonal funcionalismo.

Pese la carismática presencia de Matilda de Angelis (The Undoing, El robo a Mussolini) la serie no consigue fondear en los sentimientos del espectador, que asiste con cierto abandono a la sucesión de conversaciones y tiroteos que hacen avanzar una trama que, de nuevo, recurre al cliché del Yojimbo de Kurosawa a la hora de describir las andanzas de la agente doble.

No hay nada en la serie que esté específicamente mal, pero como la original Citadel (solo que con algo menos de despliegue visual) su visión del espionaje hipertecnológico pero, en el fondo, asequible para todos (todo se reduce a misteriosas conversaciones en plazas públicas) carece de peligro y tensión. Apenas la relación paternofilial, o quizá algo más, de Diana con su maestro Gabriele (Filippo Nigro) ofrece algo de sugerencia y misterio al espectador en una serie que, precisamente, carece de eso mismo.

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En el fondo, Citadel: Diana es como las propias organizaciones de superagentes que describe. Un producto para un mundo funcional y corporativo, donde incluso los organismos de espionaje funcionan como empresas franquiciadas de restaurantes familiares. Plana, estándar, razonablemente entretenida, Citadel: Diana puede resolver una tarde perdida al espectador medio, pero es en sí misma el producto típico de la era del streaming.

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