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Rosa Belmonte

Me rechicuelo en Señorita 89

un relato oscuro de lo que pasa en los concursos de belleza

un relato oscuro de lo que pasa en los concursos de belleza
Señorita 89 | Starz

Una sabihonda universitaria quiere infiltrarse en el concurso de Miss México y cuando pide el favor a quien puede facilitarle el contacto, ¿saben cuál es la referencia que da para convencerlo? Gloria Steinem en el Club Playboy. ¡En lugar de Sandra Bullock en Miss Agente Especial! No sé en qué está pensando la gente. Aunque es verdad que entra de profesora, no de aspirante. Señorita 89 es una serie sobre el concurso de ese año, sobre todas las señoritas (las misses) de los diferentes estados mexicanos recluidas en un quinto e inquietante pino campestre (La Encantada) para elegir a la mejor, para enseñarles, para ensañarse con ellas. Por supuesto, hay drogas, trata de blancas (o abusos sexuales) y tíos asquerosos recibiendo su merecido ("¡Acaba de morir desnucado el próximo presidente de México! ¿Quién nos va a creer la historia?". El futuro presidente de México estaba estrangulando a una de las chicas como juego previo sexual).

La estructura es como la de Big Little Lies. Empieza con algo gordo y va para atrás a explicar qué demonios ha pasado, centrando cada uno de los episodios en una de las chicas (no en todas, claro, que son ocho, de los que dos ya están disponibles). A veces me pregunto por qué pago por Starz Play. Pues para poder ver cosas como estas, aunque no estén muy allá. Lo que hace Lucía Puenzo (pone en los créditos que es showrunner, además de codirectora y una de las guionistas) es un thriller que tiene bastante de político y mucho de supervivencia. En la producción también están Fábula y Fremantle, es decir, los mismos de la serie chilena La jauría, que en España se pudo ver en Prime Video. Fábula es la empresa de los hermanos Larraín, que propusieron a Puenzo Señorita 89 para abrir mercado en México. La trama estaba, en principio, centrada en una chica, la universitaria, pero Puenzo la transformó en coral. Cuatro jóvenes más las de relleno. Una amalgama de varias misses. Y un relato oscuro de lo que pasa en los concursos de belleza. Entre las participantes, chicas bien y maquiladoras con hermanas desaparecidas. Mujeres buenas y mujeres malas (cómplices del abuso o ellas mismas haciendo el mal). Cuenta en las entrevistas Puenzo que lo que hoy nos escandaliza, estaba permitido en esa época.

Lo peor es la narración (de la sabihonda universitaria) contando obviedades de dominio en forma de rollos feministas intelectualoides.

Por lo menos pasan cosas más chungas que las que la periodista de El Mundo, Gema García Marcos, desveló en 2002. Llegó al concurso tras ser Miss Alicante por haber pagado una cantidad a la organizadora. Fue descubierta antes de la gala final, pero tenía bastante material con cámara oculta. Y siempre se ha hablado mal de los concursos que ganaron Sofía Mazagatos (1991) y María Jesús Ruiz (2004). Quiero decir que siempre ha habido alguien con maledicencias. En todo caso, el concurso con el nombre de Miss España se acabó 2011. Mi escena favorita, a la altura de Sandra Bullock pidiendo más penas a los violadores… y la paz mundial, es la del concurso de 2005. Verónica Hidalgo con su corona de Miss España y Eva González (Miss España 2003) dando consejos: "Que lo lleve con toda la dignidad del mundo, que sea una persona muy discreta, que sea…". Y de pronto, aparece María Jesús Ruiz: "Me rechicuelo, me rechicuelo, porque a mí me encantan las misses". Y Eva: "No puedo contigo, María Jesús". ‘Me rechicuelo’ podía haberse llamado la serie. Me infiltro, me rechicuelo.

Volviendo a Señorita 89, ¿saben quién ganó ese año en México en realidad? Seguramente no la conocen. Marilé del Rosario Santiago. Pero la Señorita México de 1988 había sido Adriana Abascal. Ella sí que tiene una película, una serie, un admirador, un esclavo, un amigo, un siervo…

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