2011. Roseanne Barr escribía en el New York Times que Hollywood odiaba el trabajo y odiaba todavía más las series sobre el trabajo. "Y esa es la razón por la que no vais a ver otra Roseanne pronto". Se equivocó. De 2011 es la versión estadounidense de Shameless, pero es cierto que a John Wells le costó convencer a los ejecutivos de que había público para una tristemente divertida serie sobre seis jóvenes muertos de hambre convencidos de que ser pobres juntos es mejor que no serlo separados. Siete años después también vamos a ver otra Roseanne. Una con casi los mismos mimbres de la que se emitió entre 1988 y 1997. Se estrena el 27 de marzo en la ABC (cuando escribo esto no tengo ni idea de si alguien la ha comprado en España). Vuelven Roseanne Barr y John Goodman. Vuelven los Conner, una familia tan cochambrosa como divertida. Roseanne es una heroína: "Me preocuparé de limpiar mi casa el día que saquen a la venta una aspiradora en la que me pueda montar".
Vuelve John Goodman y parece que no va a ser un fantasma como el Richard Jenkins de A dos metros bajo tierra. O sea, que John Goodman no está muerto. Sarah Gilbert llamó a Roseanne Barr para decirle que iba a retomar la serie y ella dijo que vale, que si John Goodman volvía de entre los muertos ella también. En esta nueva tanda, Roseanne Conner ha votado a Trump, como la propia Roseanne Barr. La actriz ha querido que ya que la mitad de los estadounidenses habían votado a Trump eso se reflejara en la serie. El trabajo que Hollywood odiaba. La clase trabajadora de Estados Unidos que votó a Trump. En una entrevista con María Estévez lo explicaba: "Es algo que necesitaba ser discutido en la televisión. La polarización en las familias existe ahora mismo en Estados Unidos, hay gente que se odia en ambos bandos y mi idea era mostrar lo que está ocurriendo. Lo hemos pensado mucho". Y más: "Yo no estoy aquí para defender a Trump. Él ha hecho y dicho cosas con las que no estoy de acuerdo, igual que Hillary Clinton ha hecho y dicho cosas con las que tampoco estoy de acuerdo. Pero ha bajado el desempleo entre las clases trabajadoras, y yo apoyo esa oportunidad para los menos favorecidos".
Es curioso que una de las Conner, la hija de Darlene (Sarah Gilbert), sea Emma Kenney, la Debbie Gallagher de Shameless. No sé si estos habrán votado a Trump. No tienen pinta de votar a nadie. Roseanne regresa como lo más opuesto a The Good Fight, donde esos señoritos de Chicago (fundamentalmente señoras) andan horrorizados por Trump. Hay sitio para todos. Para adorar a Diane Lockhart y para adorar a Roseanne Barr. Pero hoy toca la más gorda: "Dicen los expertos que no hay que pegar a los hijos cuando estás lleno de ira. ¿Y cuándo es mejor momento? ¿Cuando te sientas festivo?".