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35 años de nuestro 'Verano Azul'

Se cumplen 35 años de las aventuras de Chanquete y aquellos veraneantes que fuimos todos. ¿Qué pasó con los protagonistas?

Se cumplen 35 años de las aventuras de Chanquete y aquellos veraneantes que fuimos todos. ¿Qué pasó con los protagonistas?
Escena de 'Verano Azul' | Imagen de televisión

Hay películas, series de televisión que han marcado nuestras vidas, sobre todo si se emitieron cuando los telespectadores eran niños, adolescentes o estrenábamos la primera juventud. Es el caso de Verano Azul, que fue adquirida a TVE por televisiones de muchos países, europeos y americanos. El programa en ese sentido más rentable, si exceptuamos los de Félix Rodríguez de la Fuente que encabezaban esa lista.

Verano Azul comenzó a emitirse en 1981. Su director, Antonio Mercero, preparó el rodaje dos años antes. La localización del lugar se eligió tras no pocas deliberaciones: Nerja, preciosa ciudad de la Costa del Sol malagueña. Siendo un centro turístico por excelencia, a partir de la difusión de Verano Azul aumentó el número de sus visitantes, con el consiguiente beneficio, en particular para el sector de la hostelería. Tal fue el éxito que hasta 1995 se programó en ocho ocasiones.

Hoy, nos preguntamos qué fue de los protagonistas de tan recordada serie, comenzando por su máximo responsable, Antonio Mercero Juldain, natural de Lasarte (Guipúzcoa), excelente realizador cinematográfico (La guerra de papá, Tobi, Espérame en el cielo) y no menos extraordinario en su faceta televisiva (La cabina, La Gioconda está triste, Turno de oficio, Farmacia de guardia). Lamentablemente vive desde hace unos años ajeno al mundo que le rodea, víctima del "mal de Alzhéimer". Se encargó personalmente del reparto de Verano Azul, comenzando por Antonio Ferrandis, al que eligió para el personaje central de Chanquete, un viejo lobo de mar en una barca varada en tierra. En el último capítulo, Chanquete murió. Millones de telespectadores contemplaron entre lágrimas aquel final.

Ferrandis no pudo nunca "quitarse de encima" aquel tierno personaje que, si bien le proporcionó una popularidad enorme, asimismo pudo perjudicarle en su carrera pues, según él mismo me confesó, hubo productores, directores de cine que no lo llamaban porque pensaban que siempre lo iban a identificar con aquel marinero bonachón de Verano Azul. Comprobé personalmente al ir por la calle con él o estar sentado en una cafetería que era continuamente asaeteado por los viandantes en demanda de un autógrafo. Y eso que entonces aún no habían aparecido los selfies. "¡Estoy hasta el gorro de Chanquete!", no pudo evitar decírmelo una vez. En Nerja, el Ayuntamiento rotuló una calle con el nombre del gran actor. Se fue de este mundo, en su tierra natal, Paterna (Valencia) el 16 de octubre de 2000. Por cierto, el barco de la serie, bautizado La Dorada, se había construido en las instalaciones de Televisión Española en Prado del Rey (Madrid) y al finalizar la serie en vez de quedarse en la ciudad malagueña, por divergencias entre sus concejales, volvió a su lugar de procedencia, aunque años después se construyera una copia para atraer la atención de los turistas de Nerja.

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La madrileña María Garralón, concluida la serie Verano Azul donde encarnó el papel de Julia "la pintora", continuó su carrera de actriz en teatro y en la pequeña pantalla, aunque nunca alcanzó la misma notoriedad pese a su indudable talento interpretativo.

De los chicos que intervinieron en la serie cuando contaban entre seis y dieciocho años, el único que ha continuado en activo como actor es Juan José Artero, Javi, al que Mercero contrató al verlo en una piscina madrileña. Le costó mucho seguir en la profesión cuando acabó Verano Azul porque parecía que iba de guaperas por la vida. Pero él se preparó, estudiando arte dramático y en la actualidad es un galán muy apreciado, que ha destacado en su papel de policía, Charly, en El Comisario y ahora en Amar es para siempre, donde figura como propietario de un elegante club. En el teatro ha sabido también destacar formando pareja en la pasada temporada nada menos que con Lola Herrera. Cumple ahora 51 años.

El resto de aquellos jóvenes actores de Verano Azul ya no tienen nada que ver con el mundo del espectáculo. Gerardo Garrido, Quique, un año menor que Artero, llegó a Verano Azul para ganarse un sueldo con el que ayudar a su humilde familia compuesta de nueve hermanos; se desengañó pronto del teatro, donde actuó con una obra de Fernando Fernán-Gómez, Las bicicletas son para el verano, en la década de los 80. Se dedicó después a la fotografía y como empresario también de una tienda de reparación de calzado.

El caso de José Luis Fernández, Pancho, tiene tintes dramáticos. Su fichaje en la serie se debió a que su padre, cámara de televisión, conocía a Antonio Mercero. Pero a pesar del "enchufe", el chico, que entonces contaba diecisiete años, demostró que tenía condiciones para actuar. Al acabar Verano Azul formó un dúo musical con Juan José Artero, de quien se había hecho buen amigo, pero el disco que grabaron pasó sin pena ni gloria. También con su citado compañero estuvo una temporada en un programa televisivo presentado por Torrebruno, Dabadabadá. Finalmente, José Luis perdió el rumbo de su vida, cometió un atraco y sucumbió en el mundo de las drogas. Afortunadamente pudo desengancharse, emprendió un negocio y le perdimos la pista.

En cuanto a las hermanas Pilar y Cristina Torres, Bea y Desi, respectivamente en sus papeles televisivos, intervinieron en pequeños papeles en el cine y la pequeña pantalla, se casaron, formaron un hogar y actualmente son auxiliares de enfermería en el hospital Gómez Ulla, de Madrid.

Nos quedan dos chavales que entonces se ganaron en seguida por su simpatía una rápida popularidad. Me refiero, naturalmente, a Miguel Ángel Valero, Piraña, y Miguel Joven, Tito. El primero, madrileño, de cuarenta y seis años (tenía sólo nueve cuando entró en Verano Azul) y el segundo, nacido en un pueblo alemán, de madre de nacionalidad germana, hoy con cuarenta y tres años (seis sólo contaba en la serie). Por las facciones de sus rostros, pecoso Piraña, se ganaron en seguida como decimos el interés de la audiencia. Ambos formaron también pareja musical, adoptando el mote de Miguel Ángel, Los Pirañas. El disco con la canción "Comer, comer" sonó mucho entre la gente menuda. Hasta se enrolaron en un circo el año de los Mundiales, 1982, donde eran anunciados como estrellas de Verano Azul, reclamo infalible ante las taquillas. Además intervinieron en el cine en las películas Chispita y sus gorilas y Padre no hay más que dos, amén de figurar como hijos de ficción en otro largometraje protagonizado por Esteso y Pajares. Miguel Ángel Valero llegó a rodar otros dos filmes más, Buenas noches, señor monstruo, dirigido por Mercero y Rollo de septiembre, junto a López Vázquez. En 1984 dejó sus actuaciones para dedicarse enteramente a sus estudios, hasta concluir la carrera de ingeniero de telecomunicaciones. En el presente es profesor de ingeniería de telecomunicaciones en la Universidad. En cuanto a su antiguo compañero de correrías, Miguel Joven, es el único que vive en Nerja, donde es muy querido y reconocido, Emprendió negocios de hostelería y agricultura y asimismo organiza tours turísticos.

Ninguno de los citados ha podido olvidar su paso por Verano Azul. Y si ustedes visitan Nerja encontrarán, aunque hayan transcurrido treinta y cinco años del inicio de aquella serie, que duró año y medio, lugares que aluden a ella, gentes del lugar que le hablarán de sus personajes. Prácticamente Verano Azul se rodó en los bellos exteriores de la ciudad, sus espléndidas playas, algunas de sus casas y como anécdota sólo unas escenas tuvieron que localizarse en Almuñécar (Granada), que fueron las relacionadas con el entierro de Chanquete. A modo de broma un tanto macabra, dicha sea la verdad, el decorador de Verano Azul colocó unas tumbas falsas sobre el lugar, con los nombres de los protagonistas de la serie, que al ser contempladas por ellos motivó algunas miradas de espanto. Si aquellas secuencias ya fueron muy emotivas porque Chanquete se había ganado el corazón de todos, duro le resultó a Juan José Artero, Javi, estar presente, recordando que hacía pocas fechas había enterrado realmente a su abuelo. En cuanto a Miguel Joven, debía llorar como el resto de sus compañeros pero, siendo tan pequeño, no lograba “entrar en situación”. Para provocarle las lágrimas, Antonio Mercero sugirió a Tito que imaginara que su madre hubiera muerto de repente. Y, en efecto, el crío ya no tuvo dificultad en prorrumpir en sollozos. 

Dos libros se han publicado recordando la serie. El primero fue Antes, durante y después de Verano Azul, escrito por el granadino Rafael Villén Cruz, que le editó el Ayuntamiento de Nerja el año 2000. Y recientemente ha aparecido Verano Azul. Unas vacaciones en el corazón de la Transición, firmado por Mercedes Cebrián.

La nostalgia de aquellos primeros años 80 se trasluce en su lectura, lo que nos lleva a que la mente viaje al pasado y al recuerdo de muchas entrañables historias e imágenes.

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