Cuatro colegas, un par de cámaras con solera, unos focos de prestado, quizás un guión garabateado sobre montañas de ilusión y medios ridículamente escasos. Vecinos y primos haciendo de extras. Más que probablemente esta será la imagen que visualice si alguien le habla de tal o cual webserie, a la que presupondrá el tufo amateur y un romántico voluntarismo. Pues, con los debidos respetos: está más que equivocado. En forma y en fondo.
Porque, para comenzar, series tan afamadas como House of Cards o Orange is the new black también forman parte de este cajón de sastre que conforman las webseries y cuyo único nexo común es el formato, es decir, que han sido rodadas para su emisión por Internet y no en televisión tradicional. Punto. Después pueden gozar de un éxito como el referido, o acabar emitiéndose por una cadena con la suficiente visión para hacerse con ellas... O, como en el caso de España, ser completamente ignoradas por público (general) y crítica (especializada), mientras que en el resto del mundo se maravillan ante el talento de nuestros creadores.
"España es campeona mundial de las webseries", proclamaba el diario francés Liberation, que llega a comparar lo que está ocurriendo ahora mismo en la esfera española con la creatividad desarrollada en la Argentina postcorralito, situando a nuestro país en "el nuevo Hollywood de las series que se emiten por internet". Pero aquí no hay cantos de oéoéoé, y allí – en Festivales de prestigio como el de Los Angeles, Vancouver, o Australia- nuestras producciones arrasan con los galardones más cotizados, dominando el palmarés. Un fenómeno que tiene poco de sobrevenido e insólito, ni más secreto que una década de trabajo en contra de los elementos.
Porque, mientras gran parte del sector se deshacía en lamentos ante el azote de la crisis, en Internet se aunaban fuerzas y se cultivaba talento, manejando presupuestos mínimos pero toneladas de ingenio. Y es que la red no solo ha sido un laboratorio de pruebas para realizadores jóvenes, sino que cada vez más nombres con tirón en el sector se han llevado sus bártulos hasta este rincón audiovisual para conquistar a las audiencias.
Y parece que España comienza a despertar a lo que ocurre en otras pantallas. Poco a poco, florecen festivales y certámenes que llevan años celebrándose fuera de nuestras fronteras exclusivamente dedicados a las webseries, como el Carballo Interplay o el Festival Español de Webseries, que ha celebrado su primera edición este fin de semana en Madrid.
Zombies, pipas y malas vidas
Han pasado más de diez años desde que Javier Fesser rodara para internet Javi y Lucy o La cuadrilla espacial, y naciera también Cálico Electrónico, producciones pioneras en el fenómeno de las webseries. Desde entonces, la rueda de producción no ha parado, y en la actualidad se calcula que hay más de 500 títulos títulos en producción solo en nuestro país.
El FEW ha proyectado más de 132 de ellos, además de mesas redondas, charlas, debates y una gala de premios a la que no ha hecho falta la pompa de las alfombras para constatar cuán viva está la industria cultural en la red de nuestro país.
Si algo define la propuesta de la ficción rodada para la red es su heterogeneidad, que ha tenido un fiel reflejo en las proyecciones del Festival donde prácticamente todas las tendencias han tenido su espacio: desde las más consolidadas como Malviviendo (Premio honorífico) a series de animación como Porca Vida, o la vencedora de la categoría de comedia Entre Pipas. Un gustoso empacho de talento que ha dado sobradas razones de por qué los gigantes audiovisuales españoles están fijando cada vez más sus ojos en este tipo de producciones, como en el caso de MTV. Una de las apuestas más recientes de la cadena es la webserie Hipsteria, comedia gamberra que lleva al extremo los estereotipos de esa tribu urbana hipster que lo inunda todo. Otras, como Chessboxing o El Tránsito han sido financiadas por Atresmedia, consciente también de que el futuro de la televisión pasa por una convivencia entre los contenidos tradicionales y digitales.
Pero, amén de los galardones y las reflexiones sobre el futuro de un sector en auge, lo que el FEW ha proporcionado es una ventana a un mundo desconocido para el público general. Con motivo de la celebración del Festival, Canal + ha reunido en Yomvi una buena muestra de webseries, en acceso libre durante tiempo limitado. Una buena muestra y también una buena excusa para apagar la televisión y encender el ordenador, descubriendo que la industria audiovisual patria no está tan anquilosada como en ocasiones se antoja con un leve zappeo.