Una grabación inédita de Camarón demuestra por qué sigue siendo eterno
Un técnico de sonido halló una grabación inédita de Camarón en Oviedo, ahora restaurada y lanzada como parte de un proyecto que celebra su legado.
Treinta y dos años después de su muerte, Camarón de la Isla sigue siendo el faro que ilumina el flamenco. Su influencia no solo permanece intacta, sino que parece expandirse con cada nuevo redescubrimiento de su legado. El último capítulo de esta historia lo protagoniza una grabación inédita de un concierto celebrado en Oviedo en 1991, rescatada por un técnico de sonido que decidió conservar aquel momento histórico casi por instinto. Ahora, el recital ve la luz como un testimonio de la inmortalidad artística de Camarón, un artista que, incluso en sus últimos meses de vida, era capaz de conmover y revolucionar.
Una actuación histórica
El 13 de septiembre de 1991, en las fiestas de San Mateo de Oviedo, Camarón subió al escenario de la Plaza de Toros de Buenavista con su salud visiblemente deteriorada. Enfermo de cáncer de pulmón, necesitó ayuda para llegar al escenario, una imagen que contrastaba con la fortaleza de su voz. Aquel público camaronero temía lo peor: que el genio flamenco no apareciera, fiel a su fama de artista imprevisible. Sin embargo, no solo apareció, sino que ofreció un espectáculo memorable que quedó grabado en una cinta digital por el técnico Boby García.
La actuación comenzó con unas alegrías y continuó con un repertorio que oscilaba entre lo improvisado y lo icónico. Los tangos y las bulerías destacaron, pero fue "Soy gitano" la que encendió al público, consiguiendo que corearan el estribillo. La entrega del artista fue absoluta, aunque su retirada repentina, sin despedida, dejó a los asistentes con la sensación de que algo había quedado inconcluso. Pero esa era precisamente la magia de Camarón: nunca entregaba solo música, sino un pedazo de su alma, y cuando no podía dar más, se marchaba.
El hallazgo de una joya
El milagro de recuperar este recital se debe a Boby García, técnico de sonido que grabó el concierto utilizando una avanzada grabadora digital Yamaha, una tecnología que apenas empezaba a popularizarse. Durante la pandemia, revisando su archivo, encontró la cinta y decidió entregarla a la familia de Camarón sin buscar beneficio económico. Gracias a este gesto, la grabación fue restaurada y verá la luz este viernes bajo el título Oviedo, San Mateo 1991, acompañada de un libreto que profundiza en la relevancia del cantaor.
Un homenaje coral a un mito
El lanzamiento de la grabación incluye un libreto dirigido por Nacho Serrano, que reúne a más de 50 artistas para reflexionar sobre el impacto de Camarón. Desde Rosalía, quien describe su descubrimiento como una epifanía: "Un día sonó Camarón, y fue como si su voz fuera una flecha y me traspasara el corazón. Descubrirle fue una de las grandes epifanías de mi vida, porque a raíz de ser tan fan de él creo que creció en mí el deseo de convertirme en cantaora".
La Mala Rodríguez, que fusionó el hip-hop con el flamenco, comparte una experiencia similar: "Mi primera vez fue un día de fiesta en casa, cuando un tío mío me obligó a escuchar palabra por palabra todo lo que decía una canción suya. La letra hablaba de la honra, algo que Camarón hacía mucho, y me metí tan absolutamente dentro de su universo que creo que nunca salí de él".
Eliseo Parra, etnomusicólogo y músico, subraya que su estilo revolucionó el flamenco y marcó una pauta para generaciones de cantaores: "Hay una tendencia con su manera de cantar que ha sido imitada por la gran mayoría desde entonces, y con el tiempo se ha convertido en un referente aceptado por todos los estilos en la música española".
Israel Fernández, señalado como su heredero por muchos, lo define con claridad: "Es uno de esos seres humanos que llegan a la Tierra siendo reyes, siendo algo sobrenatural. Solo con su forma de andar, de fumarse un cigarro, transmitía tanto carisma que te das cuenta de que tenía cosas que ni se aprenden ni se compran".
En una noche que pudo haber pasado desapercibida, Camarón volvió a demostrar que su voz no solo era un torrente técnico, sino un puente entre lo terrenal y lo divino. Más de tres décadas después, sigue siendo la vara de medir de lo auténtico, lo puro y lo revolucionario en el flamenco. Como bien dijo Antonio Arias, "Camarón no nos necesita, pero nosotros sí le necesitamos". No es solo su música; es su leyenda lo que nunca dejará de crecer.
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