La pandemia no sólo ha sido una amenaza para la salud de las personas, también se ha llevado por delante miles de negocios de todo tipo. Muchos barrios han ido viendo cómo los pequeños locales que los conformaban iban cerraban sus puertas para siempre, incapaces de sobrevivir a la crisis derivada de las restricciones sanitarias y del miedo generado por el virus. Es el caso de Lavapiés, que en este inicio de 2022 ha tenido que decir adiós a muchos de los garitos que constituían la esencia más castiza de la capital.
Tras el cierre en los últimos años del Pavón Teatro Kamikaze, aunque con su posterior reapertura, y de Casa Patas, ícono del flamenco en Madrid, otros tres locales se han sumado a la lista de bajas en el mapa del céntrico barrio capitalino. Aunque quizás el que más ha llamado la atención es El Candela, mítico tablao en el que actuaron asiduamente artistas de la talla de Enrique Morente, Camarón de la Isla, Paco de Lucía, Sara Baras, Tomatito o Pepe Habichuela. Esta noticia homenaje publicada por el diario ABC recoge algunas de las anécdotas más sonadas de un lugar que vio nacer a Ketama, por ejemplo, o donde se grabó el disco ‘¡En un ratito!’, ante la mirada atenta de un joven Alejandro Sanz todavía alejado del éxito. Un sitio en el que la gente podía tanto pasar noches interminables preñadas de arte como apurar el vermú después de recorrerse el Rastro en las mañanas de domingo. Multitud de personas han llorado su cierre en las redes, sintiendo que con él se pierde una parte importante de las últimas décadas de la ciudad.
Otro local principal que cierra sus puertas en Lavapiés es la tienda de discos Revolt Music & Records. Aunque llevaba mucho menos tiempo abierta, su despedida también ha sido un duro golpe para los vecinos. Sus dueños han hecho pública una lista de problemas con los que se han ido encontrando desde que decidieron invertir en el local, justo antes de que estallase la pandemia. Sus obstáculos pasan por cuestiones relacionadas con el acondicionamiento de la tienda hasta por el brote de Covid y la gentrificación, además de diversos altercados con el propietario, que les habría engañado en repetidas ocasiones. Al final, la travesía que se les ha puesto demasiado cuesta arriba como para conseguir sobrevivir. Por último, también ha sucumbido El Chiscón, uno de los bares más longevos de la zona, con estética punk-rock y música en directo. Su dueña murió antes del Covid.