Ocurrió en 1977. La canción "Yes, Sir, I Can Boogie" triunfó en toda Europa, interpretada por dos bellezas españolas que respondían al dúo artístico Baccara, nombre elegido por su casa de discos. Significa rosa de tallo largo. Lo chusco es que si bien fue número uno en Gran Bretaña, Alemania y otros países, en España tardó en popularizarse; desde luego la canción cuando así sucedió, encaramada en las listas de éxitos, sonaba a todas horas en la radio y por la noche en cualquier discoteca. Hasta hoy, que es una pieza muy solicitada en los karaokes. Las felices intérpretes eran Mayte y María. Cuatro años permanecieron unidas artísticamente. Y este pasado 11 de septiembre, María Mendiola nos ha dejado para siempre. Vivía en Madrid y contaba sesenta y nueve años.
María Mendiola, madrileña, fue bailarina en los conjuntos de María Rosa y del legendario Antonio. Pasó al ballet de Televisión Española donde conoció a la riojana Mayte Mateos. Ambas tenían una ambición: formar un dúo musical, cantando y bailando. Y así crearon Venus, cuyo debut se produjo en el programa de la 1, "Palmarés". En aquella mitad de los años 70 llamaron la atención por su atractivo. Venían a ser un remedo de las muy aclamadas hermanas Kessler. Se hizo cargo de ellas el mismo representante de Raphael, Paco Bermúdez, que las llevó a una sala de Zaragoza, donde a juicio del empresario eran demasiado elegantes para su clientela. Por lo visto, pretendía que se sentaran en las rodillas de algún libidinoso señor.
Era enero de 1977 cuando el dúo Venus se estrenó en la sala de un hotel de lujo de Fuerteventura donde impresionaron al director de la RCA alemana que pasaba en la isla canaria sus vacaciones. Encuentro que llevarían a Mayte y a María a Munich donde grabaron un repertorio propio que les sirvió una inesperada pareja de compositores. Entre los números figura el mentado "Yes, Sir I Can Boogie".
Nuestras compatriotas cantaban en varios idiomas con el nombre ya definitivo de Baccara. Para que el público las identificara, Mayte vestía de negro y María Mendiola, de blanco. Con trajes de firma. El estilo que incorporaron a sus canciones era muy pegadizo, rítmico, que por entonces cultivaban otros grupos, conocido como "sonido Munich". En 1978 fueron al Festival de Eurovisión representando a Luxemburgo (no sabemos por qué, siendo españolas y residentes en Alemania, donde había fructificado su carrera musical) con el tema "¿Parlez vous français?". Causaron buena impresión, luciendo dos modelos de Christian Dior, que le supuso a su casa de discos casi un millón de pesetas al cambio. Quedaron en un honroso séptimo puesto.
Sus posteriores éxitos discográficos fueron, entre otros: "Sorry, I´m a lady", "Yummy, Yummy, Yummy", recreación de un éxito de los Ohío Express, "The devil sent you to Laredo" y unas originales versiones de "Granada", de Agustín Lara; "Mamma mía", de Abba; "Ligh My Fire", de Los Doors… Y cuando ya estaban forradas y disfrutaban de una bien ganada notoriedad en todo nuestro continente, riñeron. Discutían por algunas cuestiones técnicas de su repertorio. Esa fue la versión oficial, aunque María Mendiola, muchos años después, me confesaría que la ruptura se debió a que su compañera quería triunfar como solista.
¿Qué ocurrió cuando se dijeron adiós para siempre? Que cada una formó otro dúo Baccara. María, por ejemplo dio a conocer New Baccara con el concurso de Marisa Pérez, luego su sobrina Laura y finalmente Cristina Sevilla. Sus actuaciones continuaron por toda Europa, no con el éxito del principio desde luego.
En España estaban olvidadas. A María Mendiola la encontré en el verano de 2013 cuando se prestó para cantar en Madrid en un festival a beneficio de la comunidad gay. Seguía estando muy guapa y derrochaba simpatía. Cantaba con su ya mentada compañera Cristina, no le faltaban actuaciones pero se quejaba de que en nuestro país a nadie parecía ya importarle Baccara, aunque fuera con ella y otra menos conocida cantante, Cristina Sevilla. De su antigua amiga y colega Mayte Mateos no quería hablar: "No sé nada de ella, ni me preocupa lo que haga. Rompimos para siempre". Mayte se había casado con un abogado español y también nosotros le perdimos la pista.
En cuanto a María Mendiola había tenido una experiencia sentimental con el gerente de un hotel de Fuerteventura. Estuvo casada con un tipo llamado Jimmy al que apodaban "El Indonesio" por su nacionalidad asiática, con quien en 1973 había tenido un hijo. Cuando la vi por última vez me contó que había vuelto a casarse con un sueco y ya era abuela de tres nietos. No lo parecía, a tenor de su espléndido físico. Era consciente de que no la reconocían en Madrid ya por la calle, como en sus buenos tiempos de "Sir, I Can Boogie". Pero aceptaba las veleidades del muy oscilante carrusel del éxito.