En 1964 sonaba a todas horas una de las mejores melodías románticas de la época: "Ma vie". Su creador, Alaín Barrière, ha muerto esta semana, justo doce días después que su mujer. La única hija del matrimonio le ocultó al cantante esa terrible pérdida, cuando ya sus días estaban contados en un hospital, por su último ataque cardiovascular.
Alaín Bellec contaba ochenta y cuatro años cumplidos en el último mes de noviembre. Pertenecía a una modesta familia de pescadores de la zona de Bretaña. Su infancia y adolescencia transcurrió entre barcazas y subastas de pescados. Él quería estudiar y logró ingresar en 1955 en la Escuela de Ingenieros de Artes y Oficios. Instalado en París, apasionado por la música del gran guitarrista de jazz, el legendario Django Reinhart, adquirió un instrumento de cuerda y comenzó a componer. Era la época yeyé, la eclosión musical juvenil de los 60 y Alaín supo combinar en sus creaciones las melodías bailables e intrascendentes con otras de mejor factura poética. A su nombre le unión el apellido artístico Barrière.
Aquejado en cama de tuberculosis, enfermedad que decían era propia de poetas, dio en componer en 1961 "Cathy", dos años después "Ella era tan bonita", que le deparó un quinto puesto en el Festival de Eurovisión y al año siguiente el "boom" de "Ma vie", un exitazo en toda Europa. A España vino a actuar en distintas ocasiones Alaín Barrière, respaldado por el triunfo de esa canción, cuyos ecos perviven; la historia de quien ha tenido muchas amantes y no quiere que se le escape su último amor.
"Ma vié" le proporcionó buenos réditos a Alaín Barrière, que siempre exhibió un aire de galán romántico. Se casó con una bailarina, Agnés Cohen-Solan, familiarmente llamada Aniéce. Tuvieron una sola hija, Guénaëlle. El matrimonio emprendió un negocio que sería su ruina: un restaurante y sala de espectáculos en un castillo de Bretaña. El implacable fisco francés acabó con los ahorros del cantante, que había depositado las finanzas del negocio en un socio que no supo llevar las riendas del mismo. A partir de entonces la carrera y la vida de Alaín Barrière entraron en un declive paulatino. Ni su estancia en Nueva York durante cuatro años ni tampoco después en Quebec le reportaron nada positivo, que no fuera lo que comúnmente se entiende por "ir tirando".
De nuevo en París, vivió un tiempo de la nostalgia de sus admiradores al pisar el escenario del Olympia, antaño trampolín de sus éxitos. "Ma vie" siempre estaba en su repertorio presente. Y así, en los últimos tiempos, ya en el nuevo siglo, Alaín Barrière vivió más del pasado que del presente, entre recopilaciones discográficas de sus éxitos de ayer y la publicación de su autobiografía en 2006. No dejó de seguir grabando álbumes, hasta que en 2011 dijo adiós definitivamente a su carrera. Culpa de una salud quebradiza que le fue dando sustos en forma de achaques cardiovasculares, como el que lo ha llevado a la tumba, tras un fulminante ataque al corazón. Su hija, que no se separaba de su lecho hospitalario, le ocultó el terrible drama familiar: había muerto Aniéce, mujer del cantante, su gran amor durante cuarenta y cuatro años, víctima de un cáncer de páncreas. Perder en sólo doce días de diferencia a la madre y luego al padre ha sido un golpe durísimo para Guénaëlle.
Siempre nos quedará en algún rincón de la memoria los acordes románticos de "Ma vie", la melodía con la que tantas parejas se enamoraron hace ya la broma de cincuenta y cinco años. Pero esa música, aquella voz de Alaín Barrière, están por encima del tiempo.