A pocos días de que haga su entrada el verano se nos ocurre hacer memoria de las mejores canciones que nos alegraron el estío en épocas pasadas, cuando llegada la tórrida estación artistas y casas de discos se afanaban por lanzar al mercado piezas pegadizas e intrascendentes, muchas de las cuáles aún pueden ser recordadas, aunque hayan transcurrido alrededor de medio siglo.
La moda nos llegó de Italia, cuando tras el éxito del Festival de San Remo se potenciaron otros como "Una canzone per l´estate", que divulgaban las emisoras de radio de aquel país. Es difícil precisar cuál fue la primera de las llamadas canciones del verano triunfó en España, pero me inclino por la titulada "Cuando calienta el sol", con la que en 1963 se estrenaron los cubanos Hermanos Rigual. El Dúo Dinámico se apuntó asimismo a ese invento y no había vacaciones veraniegas en las que no sonaran sus éxitos como el de 1961, "Quisiera ser", "Amor de verano", que les venía al pelo dos años más tarde, sin olvidarnos de "Yo busco una muchacha como tú", que incluyeron en la película protagonizada por Ramón Arcusa y Manolo de la Cal junto a Marisol, de 1965.
En Barcelona triunfaban para toda España Los Sirex, con un pop alegre y desenfadado, del que como ejemplo estaba "Que se mueran los feos", que no la habían compuesto ellos sino un mexicano llamado Nicolás Curiel, al que se le ocurrió el título y la historia cuando encontrándose en un restaurante acertó a fijarse en un tipo estrambótico, de esos que uno dice que es más feo que Picio. A España había llegado en los primeros años 60 un rockero argentino que luego se especializó en baladas, unas románticas y otras de corte festivo. Primero se afincó en Barcelona y finalmente en Madrid: Luis Aguilé. Del que nuestra memoria no ha borrado títulos tan comerciales como "Juanita Banana", que no dejó de sonar en 1966 con aquella historieta de la soprano que repetía un aria de la ópera "Rigoletto"; o "Dile", versión del conocido tema "Tell him" del grupo norteamericano The Exciters; sin olvidarnos de "Santa Margarita", que el simpático y recordado "showman" compuso recordando la citada localidad mallorquina, cuando no pudo entrar en la pensión que tenía alquilada y pasó toda una noche sin dormir, al fresco. Claro que en su canción, con ironía, decía que el lugar y cuanto le sucedió allí le pareció maravilloso. El alcalde del lugar acabó por dedicarle un homenaje pues la canción popularizó el nombre del pueblo.
Y si hay una banda que se apuntaba año tras año al lanzamiento musical veraniego esa era la formada por un quinteto madrileño, Fórmula V, que a partir de 1968 y hasta mediados los 70 se hincharon, literalmente, de vender discos como "Eva María", "La playa, el mar, el cielo y tú" y "Vacaciones de verano". Su líder y voz solista, Paco Pastor, me confirmaba hace pocos días que con otros músicos seguirá actuando este verano, recordando aquellos viejos temas. De las voces femeninas de los 60 destacó por encima de todas Karina, quien era la más cotizada del pop español. Superaba anualmente las cien galas, la mayoría de las cuáles se sucedían en verano, cuando popularizó "Me lo dijo Pérez", "El baúl de los recuerdos", que le escribió su entonces novio, Tony Luz, guitarrista de Los Pekenikes, con aquello del "¡uuuuuhhh!", que todos repetíamos como posesos; y también "La fiesta", versión de una composición británica, lo mismo que hizo otra, procedente de Alemania, "Romeo y Julieta", con la que arrasó en 1967. Y si Los Brincos nos alegraban con "Borracho", dos de sus antiguos componentes, Juan y Junior hacían lo propio con "La caza".
Otros artistas extranjeros alcanzaron gran notoriedad entre nosotros, como el italiano Nico Fidenco con "Legata a un granello di sabbia" que, escuchándolo, nos transportaba a un ensoñador paisaje playero con una bella mujer entre las brumas, y más tarde insistía en "Contigo en la playa"; o su paisano Edoardo Vianello y su "twist" "Mira cómo bailo yo" que dio mucho juego, sobre todo desde que apareció en la banda sonora de la película "Il sorpasso" (La escapada) con Vittorio Gassman, Jean-Louis Trintignant y Catherine Spaak; como igualmente el enigmático y torturado Gino Paoli, que dedicó a su amada, a la que llevaba unos cuantos años de diferencia, la actriz Stefania Sandrelli, una bellísima, romántica melodía, "Sapore di sale", que se grabó con arreglos de uno de los mejores músicos del cine, Ennio Morricone. Y en esa lista de intérpretes foráneos figuró un venezolano, Henry Stephen, que nos hizo también bailar hasta la extenuación como versionero de "Limón, limonero", añejo tema del trío del folk norteamericano Peter, Paul and Mary. Acusado de consumir drogas, las autoridades le dieron cuarenta y ocho horas para abandonar España y nunca más se supo de aquel artista de color. El argentino Palito Ortega tuvo siempre la habilidad de componer cancones dicharacheras, con estribillos harto pegadizos, caso por ejemplo de "La chevecha", "La felicidad" y "Corazón contento"; habilidad que también mostraba su compatriota, Leo Dann, que aquí triunfó con "Fanny" y con "Celia". El francés Hervé Vilard nos dejó "Caprí c´est finí", lo mismo que el estadounidense Bobby Vinton dio en la diana del éxito con su versión de "Sealed whit a kiss", creación de Bryand Hyland, que en español se tradujo literalmente como "Sellada con un beso". Se iban los años 60 cuando Los Mitos, bilbaínos, daban a conocer "Es muy fácil" en esa línea comercial que estamos revisando; y Los Payos, que con su rumba sevillana alcanzaban los primeros puestos del "hit parade", con "María Isabel".
Cómo olvidarnos de otro estupendo grupo barcelonés, Los Diablos, que en 1970 nos cantaban "Un rayo de sol", adaptación de una pieza francesa, que llevaron al número 1 de las listas, bailándose todas las noches en las discotecas del país, lo que repitieron después con "Fin de semana" al año siguiente y "Acalorado", en 1974. Y de quien fue su productor discográfico, intérprete de gran voz desaparecido tempranamente, Tony Ronald, el de "Dejaré la llave en tu puerta" y "¡Help!". De Galicia nos llegaban las versiones de Los Tamara, que también tuvieron estrenos propios, como "A Santiago voy", con aquella melodiosa voz del recordado y ya fallecido Pucho Boedo, solista de la banda. De aquella querida tierra triunfó Andrés do Barro, que en su lengua materna se consagraría con "O tren" y "Corpiño xeitoso".
Y hay un personaje singularmente asociado a los éxitos del verano: el francés Georgie Dann. Lo entrevisté hacia 1964, cuando se instaló en Madrid después de haberse dado a conocer en el barcelonés Festival del Mediterráneo. Por entonces, doy fe, era un intérprete melódico muy aceptable, pero aquí no se le hizo mucho caso en ese estilo. Sí que logró inusitada popularidad, que se repetía año tras año, con su repertorio festivo. Solía adaptar ritmos caribeños, como "El africano". En los años 70 no decayó esta moda de canciones del verano que estamos recreando, y así, Marisol nos interpretaba "Mamy Panchita", que con anterioridad habían estrenado su propio autor, Juan Pardo, y también Juan Erasmo Mochi. En esa década también se escuchaba al rumbero Peret con "Canta y sé feliz", y "Borriquito", y a sus colegas catalanes Los Amaya, con "Vete". Descubríamos a un Miguel Bosé con su primer éxito, "Linda", que era original del grupo italiano I Pooh. Micky lograba un reconocimiento a su larga carrera como rockero, aunque fuera con una pieza de diferente género, "Bye bye fraeulein", en tanto Encarnita Polo destacaba con la adaptación pop que le hizo su entonces marido, Adolfo Wáitzman, de una conocidísima copla estrenada por Concha Piquer, "Paco, Paco, Paco", también conocida cuando se estrenó como "Los 7 Niños de Ecija". Y unas gitanas modernas, Las Grecas armaban un buen alboroto con su gypsy pop "Te estoy amando locamente", que les escribió el pianista Felipe Campuzano. Los divertidísimos Desmadre 75 nos provocaban la carcajada con "Saca el güisqui cheli".
Con el paso de los años, aunque ya más de tarde en tarde y sin ajustarse a la cronología del verano, se escucharían otras canciones festivas como "Aquí no hay playa" (Los Refrescos), "Devuélveme a mi chica" (Hombres G), "Salta salta pequeña langosta" (Los Cinco Musicales), "O que será" (Ana Belén), "Macarena" (Los del Río), "La Flaca" (Jarabe de Palo), y "Ven, devórame otra vez" (Azúcar Moreno). Hace unos días asistimos a una fiesta donde se recordaban esas y muchas otras canciones del verano, seleccionadas por José María Íñigo y José Ramón Pardo e incluidas en una colección discográfica. Una manera de combinar nostalgia y alegría musical cuando el dios Febo está ahí a la vuelta de la esquina avisándonos que este año, parece ser, vamos a pasar mucho más calor.