Loquillo se muestra feliz por 1) haber vendido, desde su génesis rockera y profesional, tres millones de discos; 2) celebrar un concierto en Las Ventas el próximo 24 de septiembre, y 3) su nuevo trabajo, Viento del Este, que verá la luz este viernes, y cuyo título se sustenta en los tiempos de cambio –representados en la foto que ilustra la portada, de Thomas Canet, en El Clot, barrio natal del artista- y una referencia a Mary Poppins.
Presenta el Loco este miércoles en Las Ventas, con el periodista Iñaki López de maestro de ceremonias, un disco, quizá, más conceptual, anarca y colorido que trabajos previos recientes, como Balmoral o La nave de los locos. Producido por Josu García y Mario Cobo, el menú cuenta con las letras/melodías/aportaciones de Igor Paskual, Carlos Zanón, Leiva, Gabriel Sopeña, Carlos Segarra, Sabino Méndez, Jorge Rebenaque, César Pop y hasta la Orquesta Sinfónica de Bratislava. "La banda actual –dice- es de músicos que tienen carreras propias. Eso es lo mejor que me puede pasar: una banda no sólo puede trabajar para el peor y, en este caso, el peor soy yo".
Loquillo ha dicho que el de la música "es un negocio" y que él "jamás" recibió una subvención, "ni quiero". Ha reivindicado la "sana competencia" de músicos como Enrique Bunbury, Andrés Calamaro y, "no olvidemos a", Jaime Urrutia: "Eso nos hace mejores". Sobre una posible gira con los artistas mencionados, afirma que se muestra dispuesto a hacerla "en igualdad de condiciones". "En su momento se habló, pero no se llegó a hacer. Ojalá pudiera surgir. Sería muy bueno para este país", ha agregado.
LD pregunta al Loco si corren peligro, no sólo ya en el rock&roll, sino en la cultura, en general, los conceptos de "originalidad" y "autenticidad". Respuesta: "Es muy difícil navegar en aguas tan complejas, entre el equilibrio entre lo que es la verdad y la libertad de hacer canciones. En España, sólo desde el año 78 no existe censura; los grupos anteriores tuvieron que manejarse con censuras, y no se empezó a hacer música en España de una manera normal hasta mediados de los 80. En ese sentido, tenemos muy poca antigüedad". "Pero por otro lado, no tenemos que olvidar que esto genera trabajo, que es una industria. Los puestos de trabajo no llegan gratuitamente: hay que mostrar un trabajo hecho. Y hay que mostrar que eso es un trabajo. Y cuanto más arriba llegues, más hay que demostrarlo".
Y continúa: "Los que hablan de "autenticidad", generalmente, son aquellos que jamás se han planteado subirse al escenario. Saben muy poco esto. Yo creo que "autenticidad" es ser tú mismo, utilizar tus medios y no depender de nadie. Un artista real es aquel que hace lo que él cree, por encima de todo y de todos. Los sellos que ponga la prensa, los críticos… son variables. La única manera de estar ahí es mantenerte firme en tus convicciones, y que no te afecte demasiado lo que te rodea".
Aprovechando las menciones a "censura" y "libertad", LD pregunta a José María Sanz por eso que Bunbury llama "policía de lo correcto". Recuerda la censura, en 1993, de su canción "Los ojos vendados", y le espeta a su colega que "es fácil hablar de eso cuando se vive en EEUU. Hay que vivir aquí y saberlo, palparlo". "La censura –añade- puede estar en cualquier lugar. Y, por otro lado, las veces que se han producido ese tipo de situaciones, la gente se ha dado cuenta de lo que pasa. La gente no es imbécil, se informa. Entraríamos en lo que Luis Alberto de Cuenca llama lo "políticamente correcto". Ahora mismo vivimos en una situación en la que cada vez es más difícil decir lo que piensas, pero no porque haya censura, sino porque nosotros mismos nos censuramos".
Finalmente, Loquillo ha evitado hablar de política de un modo explícito, aunque sí ha dicho que "yo he votado, y he visto cómo lo votado se ha quedado en aguas", y ha lamentado la "incertidumbre que no se merece el ciudadano".