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Pedro de Tena

Manuel del Pópolo, el mejor tenor de todas las Españas

Fue un sevillano fabuloso, todo un personaje de película de los muchos que contiene la historia de España. Tenor estelar de la ópera en Europa, compositor de altura (ópera) y de bajura (canciones populares).

Manuel del Pópulo García Vicente | Wikipedia

El barbero de Sevilla, en dos actos y con libreto de Cesare Sterbini, se basa en la primera de las comedias de la trilogía compuesta en 1775 por Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais (que nunca estuvo en Sevilla como comprobó Hugh Thomas) sobre el famoso Fígaro o barbero de Sevilla. Almaviva, o la precaución inútil fue el título utilizado para el estreno en el Teatro Argentina de la capital italiana dado que competía en derechos con otra ópera asimismo llamada El barbero de Sevilla, de Giovanni Paisiello.

Además de las curiosidades que asolaron este estreno (se rompió una cuerda de la guitarra del personaje del conde Almaviva (fueron dos según ABC); don Basilio, otro personaje, se partió la nariz y sangró a chorros, el escenario fue cruzado por un gato negro y la obra fue boicoteada, silbada y abroncada por los partidarios de Paisiello, entre otros "accidentes"), pocas veces se recuerda que el tenor que tañía y cantaba como conde Almaviva era el sevillano Manuel Rodríguez Aguilar, nacido en la antigua calle Cesterías de la capital hispalense y más conocido como Manuel del Pópolo Garcia Vicente. Es más, además de los especialistas, casi nadie sabe que Rossini compuso la música que debía cantar el conde Almaviva en su más famosa ópera inspirado y pensando precisamente en nuestro Manuel.

Si preguntamos a las nuevas generaciones, post-Logse, durante Logse e incluso ante-Logse, por un famoso cantante español llamado Manuel García, los más no tendrán ni idea. Los menos, indicarán que les suena Manolo García, sí, el de Los Rápidos, los Burros y triunfalmente, de El último de la fila. "¡Ah, ya, el de Rosa de Alejandría, el de San Fernando, un ratito a pie y el otro andando!". A pesar de nuestra admiración por ese Manolo catalán, no, no es ése el Manuel García a quien nos referimos. El nuestro fue un sevillano fabuloso de hace más de dos siglos, todo un personaje de película de los muchos que contiene la historia de España.

Manuel del Pópolo García Vicente se hizo llamar, que no era su nombre verdadero. Vivió sólo 57 años pero le cundieron tanto que tuvo tiempo para ser tenor estelar de la ópera en Europa, compositor de altura (ópera) y de bajura (canciones populares), innovador en la enseñanza del canto e introductor de las nuevas óperas en la Nueva York de entonces y en países como México. Por si fuera poco, logró amar a dos mujeres y ser el padre de famosas cantantes de ópera, entre otras muchas cosas. Lamentablemente, salvo los especialistas, muy pocos conocen su existencia y su envergadura artística. En Sevilla, una calle sin brillo llamada tenor Manuel García se empeña en recordarlo sin demasiado éxito. Este 21 de enero hará 241 años que Manuel García, como finalmente se le ha conocido, nació en Sevilla y casi 200 desde que cantó como conde Almaviva en el estreno de El Barbero de Sevilla. Por cierto, dicen que cobró tres veces más que Rossini.

En la semblanza que de él traza quien es una de las mejores especialistas, Celsa Alonso, dice:

"Tenor y compositor, actor y empresario, castizo y cosmopolita, profesor de canto y defensor tanto de la ópera española como de los derechos de los artistas, enfrentado a los gremios retrógrados y a los caprichos de la aristocracia, García fue, a su modo, liberal, moderno y defensor de la ópera española. Su competencia y su carisma personal no fueron ajenos al intenso proceso de afirmación nacional española, ya que el compositor fue un ilustre embajador de la música española en la Europa romántica."

Es más, su valoración del personaje es tan elevada que escribe:

"Hoy, pocos especialistas ponen en duda que García fue uno de los mejores compositores españoles del primer tercio del siglo XIX, pero esta certeza es reciente, ya que durante décadas su obra (tonadillas, operetas, óperas españolas, italianas, francesas y decenas de canciones) permaneció a la sombra de su fama internacional como cantante. Sólo en el último lustro se han recuperado algunas de sus creaciones dramáticas: las tonadillas El Majo y la Maja y La Declaración, la ópera-monólogo El poeta calculista y las óperas Don Chisciotte, Il Califfo di Bagdad y La mort du Tasse. Estas obras han provocado el asombro tanto del público general como de los especialistas, pues revelan a un gran compositor, moderno, audaz y cosmopolita."

Pero, ¿por qué milagros y azares de la vida se llega desde una Sevilla popular a los mejores teatros de la época y a la cumbre del canto y la composición? NO hay más propósito que el de trazar algunas pinceladas que abran el apetito de conocer a este gran andaluz y español y conseguir que, al menos, cuando dentro de unas semanas se conmemore en todo el mundo el estreno romano de El barbero de Sevilla, podamos explicar con orgullo que, además del barbero y la ciudad, hubo otros españoles en esa ópera.

Los orígenes del Pópolo

Manuel Rodríguez Aguilar, luego llamado Manuel del Pópolo García Vicente y para siempre Manuel García, nació en 1775, precisamente la fecha en que Beaumarchais estrenó la comedia sobre el famoso barbero que dio origen a la obra de Rossini.

Lo del "Pópolo" procede de que la calle sevillana en que nació, hoy parte de la calle Pastor y Landero, estaba situada en el antiquísimo barrio del Pópolo de Sevilla, donde había un convento con la Virgen del Pópolo, una cárcel, un vecino arrabal de cesterías y la carrera por la que pasaba todos los años el paso de la Esperanza de Triana.

De familia pobre, su padre era zapatero. Es probable que fuera un niño de coro en la catedral de Sevilla, y que estudiara con el maestro de capilla, Antonio Ripa, así como con el violonchelista y el tecladista, Juan Almarcha, que trabajaba en la iglesia colegial de San Salvador en Sevilla. A los diecisiete años debutó en 1792 en el Teatro de Cádiz y por allí estuvo hasta 1797. Luego cantó en diversas ciudades andaluzas hasta que llegó a Madrid. Se cree que tradujo óperas francesas porque se prohibió representar obras si no estaban en lengua española, qué tiempos.

Plenitud creativa

Hacia 1802 ya electrizaba al público en la tertulia de María Lorenza de los Ríos, marquesa y literata, donde aparecía con su amigo, el gran actor liberal Isidoro Maíquez, que se levantó el 2 de mayo contra los franceses, fue retratado por Goya y mencionado largamente junto con García por Pérez Galdós en su La Corte del Carlos IV.

Antes de cumplir 30 años, García había escrito ya importantísimas obras desde la tonadilla El majo y la maja, La declaración, El seductor arrepentido, El reloj de madera y Quien porfía mucho alcanza, "en la que introdujo unas seguidillas que él mismo acompañaba con guitarra –adelantándose a lo que sucederá en Il barbiere di Siviglia-, definidas como tonadillas y con el confuso nombre de operetas"(Casares).

En 1802 participó en el estreno de la primera ópera de Mozart oída en España titulada entonces El matrimonio de Fígaro. En 1804 compuso El criado fingido y su primera ópera en dos actos El padrastro. Pero la obra más impactante de su treintena fue El poeta calculista. En ella había una canción que se hizo famosísima en toda Europa y que se titulaba "Yo que soy contrabandista", canción que refleja Federico García Lorca en su Mariana Pineda. Estampa segunda, escena VIII:

Indica Lorca que Mariana se sienta y empieza a cantar la canción del Contrabandista, de 1808 y original de Manuel García:

Yo que soy contrabandista

y campo por mis respetos

a todos los desafío,

pues a nadie tengo miedo.

¡Ay! ¡Ay!

¡Ay muchachos! ¡Ay muchachas!

¿Quién me compra hilo negro?

Mi caballo está rendido

!y yo me muero de sueño!

¡Ay!

!Ay! Que la ronda ya viene

y se empezó el tiroteo!

¡Ay! ¡Ay! Caballito mío

caballo mío careto.

!Ay!

¡Ay! Caballo, ve ligero.

!Ay! Caballo, que me muero.

¡Ay!

No era exactamemente la letra original, pero casi. Así la ha cantado Cecilia Bartoli, la mezzosoprano italiana especializada en Mozart y Rossini:

Tan famosa fue que, por ejemplo, el compositor Franz Liszt escribió un rondo fantástico inspirado en ella. También Schumann, Berlioz, Victor Hugo, que lo calificó como "polo español" melancólico en su novela Bug Jargal y George Sand se hicieron eco de su popularidad.

Luego vinieron muchas obras mas, como El califa de Bagdad. Su fama y su prestigio fueron creciendo hasta ser considerado en su entierro en 1832 como "el mejor tenor de todas las Españas" aunque fue, además de cantante, compositor de relieve, empresario de teatro y un extraordinario pedagogo y teórico del canto. Según su biógrafo James Radomski, Manuel del Pópulo García fue "uno de los músicos con más talento que jamás producido España".

García, de familia musicalmente imponente

Si su historia es extraordinaria, la de su familia no lo es menos. Emilio Casares Rodicio, director del Instituto Complutense de Ciencias Musicales, expone:

"La carta de presentación de este sevillano universal podría ser esta: compositor, tenor mítico, maestro y teórico del canto y uno de los padres de la escuela belcantística, empresario, padre de una saga de cantantes tan célebres como María Malibrán, Paulina Viardot y Manuel Patricio García, intérprete favorito de Rossini, divulgador de la obra de Mozart que dio a conocer a los románticos, introductor en Norteamérica de la obra de Rossini y Mozart, provocador de la moda española en Francia que desembocó nada menos que en la Carmen de Bizet, e iniciador del nacionalismo español con una serie de obras que se convirtieron en modelo de nuestra lírica."

Su vida amorosa y sus herederos

Su vida amorosa transcurrió desde Manuela Morales, cantante e hija del empresario teatral que lo contrató en Cádiz a la mezzosoprano y cómica Joaquina Sitches Briones, La Briones, su amante desde 1803 y con la que terminó emparejado de por vida. Su primera hija, fruto de su primer matrimonio, fue Josefa García Morales que aprendió canto con su padre debutando a los veintinueve años en el Teatro de Bolonia con la ópera Tancredi de Rossini. Casi siempre actuó con María Malibrán, su hermanastra, hija de García y La Briones. Cantó Norma, Esule di Roma, La sonámbula.con una voz excepcional, según su padre, pero en 1839 decidió irse de gira por América. Se casó con el violinista Rafael Ruiz.

Muy importante fue Manuel Vicente Patricio Rodríguez Sitches, otro hijo de García y La Briones, nacido en Madrid en 1803 y muerto en Londres en 1906. Apreciado como barítono, profesor y sobre todo como el padre del laringoscopio. Es más, Manuel García hijo estudió asimismo con su padre con el método Porpora. De la mano de su familia debutó con éxito como barítono en 1825, con la obra, cómo no, El Barbero de Sevilla. Pero se hizo muy famoso como profesor de canto en París. Allí, hizo los estudios de la laringe y la producción de la voz humana. Fue profesor del Conservatorio de París y profesor de la Real Academia de Música de Londres. La Royal Society de Londres publicó sus trabajos sobre laringología y dio paso al laringoscopio, del que se le considera padre indiscutido. Fue homenejado por la Royal Medical and Chirurgical Society en Londres, en 1903, a los cien años de su nacimiento. Fue Comendador de la Real Orden Victoriana, tuvo la Gran Medalla de la ciencia alemana y la Gran Cruz de Alfonso XII, así como doctor honoris causa por diferentes universidades europeas.

Manuel Vicente García estaba casado con la soprano Eugenia Meyer (1818-1880) y su hijo Gustav García llego a ser profesor de canto del Royal College of Music de Londres. Gustav se casó con la soprano Emily García y fue padre de Albert García, que fue célebre barítono de finales del siglo XIX y principios del XX.

La Malibrán

Pero la más famosa de las hijas del patriarca Manuel García fue la mezzosoprano María de la Felicidad García Sitches, conocida como La Malibrán, apellido de su marido. Precoz como Mozart, con 6 años ya debutó en Nápoles, hablaba francés, italiano y alemán además de español y siguió estudiando con su padre. Con 17 años cantó el papel de Rosina de El Barbero de Sevilla, en el Teatro Real de Londres y luego en Teatro de la Ópera de Nueva York, dirigido entonces por su padre. Allí se casó con el banquero Eugene Malibran. En enero de 1828 debutó en París donde cantó Semiramide de Rossini y fue hasta la muerte de su padre en 1832 la principal intérprete de Rossini.

Emilio Castelar contó, tras una entrevista con Rossini de la que incluso se hizo eco Azorín, que la admiración del maestro italiano hacia la familia García era inmensa. Del padre, Manuel del Pópulo, dijo que cuando cogía una guitarra tocaba las cuerdas de su corazón. De La Malibrán llegó a decir que cantando con su "voz divina" hacía recrear a una mujer de la Biblia entonando cánticos a orilla de Palestina o a una gitana árabe llamando a su amado o meciendo a los niños en la soledad del desierto.

Divorciada, se casó con el violinista y compositor belga, fundador de la escuela de Bruselas, Charles de Beriot (1802-1870) pero un accidente montando a caballo le provocó la muerte con sólo 28 años en 1836. Cuentan que Rossini la llegó a calificar de "única" por ser capaz de cantar como soprano aguda y como contralto en una misma representación, De hecho, se convirtió en un símbolo del romanticismo europeo y, dentro de la tradición familiar, compuso nocturnos, romanzas y canciones, entre las que se destacan: La reveil d´un beau jour, La voix qui dit, Je t´aime, La village, La tarantelle, Les réfrains, Rataplán, La boyadére, La résignation, Le ménestrel, Enfants armes y Le retour de la Tyrolienne, que fueron elogiadas por Berlioz, Schumann, Liszt y Debussy.

Otra de las hijas de Manuel del Pópulo García fue la soprano Paulina García Sitches, conocida como La Viardot, por su marido, el director de teatro Luis Viardot.

Fue educada por su padre, que murió cuando tenía sólo 11 años, por maestros del piano como Marcos Vega y el mismo Franz Liszt y por su hermano Manuel. A los 17 años interpretó el papel de Desdémona en la ópera Otello y en el Teatro de los Italianos de París, dirigido por Viardot triunfó absolutamente. Dede 1843 se lanzó a la aventura europea representando en el Gran Ópera de San Petersburgo La sonnambula, de Bellini, y del mismo autor I Capuleti ed I Monteschi en el Covent Garden de Londres. En París representó a Fides en Le prophète y el de Eurídice en la ópera de Gluck. Tras su retiro en 1860, compuso operetas, mazurcas (como Plainte d´amour, Faible coeur o Berceuse) y canciones líricas (como Adieu les beaux Jours, Aime-moi, Bonjour mon coeur, Déserpoir, Grands oiseaux blancs, La dance o Seize ans entre otras muchas obras)y tuvo tiempo y ocasión de ser musa y amante del escritor Ivan Turgueniev. Como teórica del canto, escribió École classique de chant, publicado en 1861. Su hija fue la soprano Louise Pauline Marie.

Sencillamente, fabuloso.

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