Imaginemos que David Bowie no murió este lunes y que, su mano derecha, Tony Visconti, anuncia un único concierto del artista inglés. En Nueva York, cerca de su casa, donde no hace falta coger aviones. En el Madison Square Garden, para ser más concretos –recinto en el que celebró su medio siglo de vida con un gran show. Pongamos que el evento se programa para el próximo 23 de enero, fecha en la que Station to Station vio la luz hace, exactamente, 40 años.
Hay manifestaciones espontáneas y virtuales de fans. Germinan los eventos en Facebook. "David Bowie" se convierte en trending topic. Las entradas se agotan en diez minutos. En la reventa, las cifras superan los cuatro ceros. Medios ingleses como The Guardian o The Times, y algunos franceses y portugueses -como ahora, tras su muerte- le dedican la portada.
Sería, sin duda, la noticia musical más importante de lo que llevamos de siglo, caray.
Sigamos imaginando. Resulta que LD es bendecida y consigue una acreditación para este concierto, que marchamos a Nueva York, tomamos asiento, y disfrutamos de una celebración única. Se apagan las luces y, tras un vídeo espacial y oscuro, sale primero la banda, con Bowie en último lugar, y este arranca con "Blackstar", sigue con "The Next Day", para luego intercalar un clásico, "Look Back in Anger", seguido de una de las mejores canciones de Reality, "New Killer Star". El público estalla definitivamente con "Fame" y, a partir de ahí, viene una ristra de clásicos: "All the Young Dudes", "Let's Dance", "Life on Mars?"… Tras interpretar "Space Oddity", Bowie se despide y se retira junto a sus músicos. Pero la peña se desgañita pidiendo otra, y viene un bis compuesto por "Lazarus", "Modern Love" y "Rock'n' Roll Suicide". Y la tropa, que quiere más, vuelve a desgañitarse, y Bowie, generoso, brinda otra tanda de bises, poniendo la guinda al concierto con "The Jean Genie".
Perdón por la fantasía.
Disfruten de la lista.