Es Parrita uno de los mejores cantaores especializado en aflamencar baladas. Sin embargo, tenemos la sensación de que no se le han reconocido del todo sus méritos. Y eso que lleva alrededor de treinta años de profesión. Los cabales como Paco de Lucía, los Ketama, entre otros, siempre alabaron su arte. De aspecto físico llamativo, con sus buenos kilos de peso, rostro barbado y abundante pelambrera, ha tenido desde su juventud un aire como de antiguo profeta. Escucharlo es un gozo por su preciosa voz y sus indiscutibles facultades. Siente el cante puro, el jondo. Pero hace tiempo que ya dijo esta frase, con la que aludía a su repertorio: "Los flamencos cantamos baladas para poder comer". Es decir: el cante grande da dinero sólo a unos privilegiados.
Ahora tiene Parrita en el mercado un disco, "Copla flamenca", donde ha reunido once piezas clásicas en ese género. No es la primera vez que lo hace pues ya en uno de sus discos, "Quita el sentío" interpretó "La Salvaora"y "La Niña de Fuego", que estrenara en la década de los 40 Manolo Caracol, cuando le cantaba esas coplas de Quintero, León y Quiroga a una desmelenada Lola Flores. En esta reciente grabación, Parrita también recurre a versiones de éxitos caracoleros: "Compañera y Soberana" y "Rosa venenosa". De Pepe Pinto nos evoca "Mi niña Lola". De Estrellita Castro, "María de la O". De Conchita Piquer, "Ojos verdes", y "Dime que me quieres". De Juanita Reina, "Y sin embargo te quiero", una de las grandes zambras del folclore andaluz. Y “La bien pagá”, con la que triunfara Miguel de Molina; “Torre de Arena”, creación de Marifé de Triana y “El emigrante”, de Juanito Valderrama. Esas inmortales coplas tienen el colofón de “Zambra gitana", que ya figuraba en el último disco de Paco de Lucía. Por sugerencia de su hermano Pepe, el recordado guitarrista, aceptó que Parrita colaborara con él en ese tema.
En resumen: "Copla flamenca" es una obra redonda de este artista que, sin ser cancionero, ha sabido potenciar sus interpretaciones gracias a su prodigiosa garganta, a su sentimiento flamenco. Se ha sabido acompañar no sólo por la guitarra del desaparecido genio algecireño, sino también por el arte de otros grandes instrumentistas: Tomatito, Pepe Habichuela, Josemi y Juan Carmona, Manuel Parrilla…
Vicente Castro Jiménez es como figura en su carné de identidad; nacido en Nazaret, Valencia, en 1960. De raza gitana, su padre era canastero y toda su infancia y juventud la vivió cantando en la calle, en tabernas, "pasando el platillo". Hasta que formó un grupo, Los Hinojos. Además de cantar, tocaba la guitarra. El empresario que los contrató fue quien aconsejó a Parrita que emprendiera su carrera en solitario. Le ofreció mil pesetas diarias, si se decidía. Y entonces se acordó que su padre tenía que hacer muchos canastos para hacerse con uno de aquellos billetes verdes. De moda esos años las canciones de Raphael, Julio Iglesias y José Luis Perales, Parrita se compró unas cuantas "cassettes" de esos artistas, y las aflamencó a su manera.
Por lo común, cuantos cantaores han abordado la copla lo han hecho a ritmo de bulería o de rumba. Desde entonces, combinó baladas propias con piezas ajenas, pero siempre con un toque personal. Uno de sus primeros éxitos fue con "Dama, dama", aquella composición de Cecilia. Igual que Manzanita hizo después con "Un ramito de violetas".
Parrita vive desde hace años en Barcelona. Se echan allí de menos, (por razones que no hemos de explicar dada la deriva secesionista de sus políticos que además de prohibir los toros pretenden borrar cualquier huella española, como es el flamenco y la copla) tantos locales como en décadas pasadas existían dedicados al cante. Tierra que dio al mundo del cante y el baile genios como Carmen Amaya, y en la actualidad a Miguel Poveda. Cuesta trabajo, por su elevado desembolso, en estos tiempos, sacar un disco en el mermado comercio discográfico. Parrita llevaba ocho años sin pisar un estudio de grabación. Se le agradece esta reaparición.