Se ignora cuándo aparecerá en el mercado –salvo el caso extremo de que la editora decidiera su rechazo, lo que nos parece improbable- el disco que Isabel Pantoja grabó en México en el otoño de 2013. La estancia en la cárcel de Alcalá de Guadaíra de la cantante sevillana fue causa de que la multinacional con la que tiene contrato decidiera suspender temporalmente la salida de aquella grabación. Tratándose de una artista de su categoría lo habitual fue siempre que ella promoviera sus canciones en una multitudinaria rueda de prensa y a través de los medios audiovisuales sobre todo. No pudiendo hacerlo por tal circunstancia era comercialmente suicida darlo a la luz pública.
Cuando Isabel Pantoja planeó dicho disco ya se cernían sobre ella negros nubarrones que la amenazaban con sentarse en el banquillo, como así sucedería. Pero ni en el peor de sus sueños estaba la posibilidad de que fuera condenada a prisión. Por eso se comprometió a una gira por toda España, con galas bien pagadas, a algo más de 60.000 euros cada una, a cuya finalización en el Palacio de los Deportes de Madrid estaba previsto que vendría la guinda del estreno de sus nuevas canciones, las registradas en un estudio mexicano, firmadas por su gran amigo, el compositor y también cantante Juan Gabriel. Ya habían colaborado ambos en otras ocasiones y esa vez, hace justo ahora un par de años, Isabel Pantoja supo ser agradecida con él aceptando actuar a su lado, incluso mano a mano en algún número, en el teatro Bellas Artes de la capital azteca, coincidiendo con el cuarenta aniversario artístico de "Juanga", como llaman familiarmente a aquél.
En esas fechas se produjo la entrada de la artista coplera en el estudio de grabación para registrar una docena de temas a ritmo de ranchera, la especialidad de Juan Gabriel. Lo que ignoramos es si éste le hizo ver a ella el origen de tales piezas, cuyas partituras dormían en un cajón de su casa desde hacía cierto tiempo. Sencillamente porque su autor las escribió… para Rocío Dúrcal, su admiradísima estrella. Recordarán que la inolvidable actriz-cantante se fue de este mundo un día de primavera de 2006. Su penosa enfermedad impidió que las grabara. Por lo tanto esas "nuevas canciones de Isabel Pantoja" llevaban más de siete años esperando a otra destinataria. Eso debe importarnos bien poco y lo referimos a título anecdótico.
Obviamente, Juan Gabriel hizo ciertos retoques, alguno necesario como el de una ranchera que aludía al nombre de Rocío y lo trastocó por el de Isabel. Los títulos que se barajaron para el disco en conjunto fueron dos: "Adrenalina" y "Hasta que se apague el sol". Por lo común, hasta última hora las casas editoras no deciden ese punto.
Novedad no es que Isabel Pantoja diera a conocer canciones rancheras, pero sí que en ese Cd interpretara a dúo un par de ellas con su hijo Kiko (el antaño Paquirrín en la prensa rosa). Primicia fue que en un programa de televisión aquí el hoy tan requerido Dj debutara con el tema "Debo hacerlo". Jugando con ese título, nos preguntamos: ¿Por qué? Evidentes fueron las carencias vocales del aguerrido joven, seductor en otros terrenos.
Por lo demás, volviendo a la relación musical entre Isabel Pantoja y Juan Gabriel, se especula con la posible ayuda económica que éste pudo prestarle cuando la justicia cercaba a la sevillana, demandándole elevadas cantidades de dinero. Así se desprende de unas confidencias del secretario del compositor mexicano, quien fue su compañero sentimental, Joaquín Muñoz, autor de un libro de confesiones amorosas, Juan Gabriel yo, asegurando que, además, la animó a que estableciera su residencia en México. Esa posibilidad no la ha descartado Isabel. Su condena de dos años lo ha impedido pero cuando haya cumplido su pena es muy posible que, por lo menos, pase gran parte del año fuera de España, en tierras hispanoamericanas.
Dependerá también de la salud de su madre, desde luego. Si fuera aconsejable, la llevaría consigo también junto a su fiel hermano Agustín, dejando para siempre "Cantora".
A sus cincuenta y nueve años cumplidos en el último agosto Isabel Pantoja le da vueltas a la cabeza esperando que en un futuro próximo no le sea denegado, como hasta ahora, el tercer grado. Luego, tendría que esperar varios meses, poner a prueba su voz hasta que ya en libertad llegara su reaparición en los escenarios. Para entonces, pongamos dentro de un año, su disco de rancheras imaginamos ya estaría rodando por las emisoras de radio y televisión. Sería entonces algo así como el "Beguin the beguine" de Isabel Pantoja. Léase "volver a empezar".
En esa situación ¿cómo recibirá el público, incluso sus incondicionales, a la artista, ya redimida, tras haber pagado su delito por blanqueo de dinero? En una España harta de tanta corrupción ¿se olvidará fácilmente esa mancha en la figura de esta popularísima cantante? Incógnita difícil de contestar. El morbo estará servido, desde luego. Podría entonces ir rehaciendo sus cuentas corrientes, quizás. Y luego, para zafarse de las críticas de los muchos que no le perdonan su delito, del que públicamente aún no se ha arrepentido, le llegaría la hora de poner tierra por medio, cruzar el Atlántico y establecerse en México como le aconsejó, repetimos, su buen amigo Juan Gabriel. Y así, Isabel Pantoja redondeará su leyenda y su mito, desgraciadamente con más sombras que luces.