El deseo de Amparo Fernández era que la voz de Diego El Cigala no se apagase y el cantaor cumplió su promesa. Salió al escenario en Los Ángeles para rendir homenaje a su esposa, fallecida en Punta Cana a consecuencia de un cáncer que sufría desde hace tiempo. El artista fue informado de la muerte horas antes de la actuación.
El Cigala guardó la pena de perder a la que había sido su compañera durante 25 años y ofreció su música a los presentes como si no hubiera pasado nada. "Feliz de poder compartir con tanta gente buena y afición a la buena música. Tanto yo como mis compañeros estamos contentos y felices y, nada, darles las gracias por estar aquí", dijo al comienzo del espectáculo.
La voz del artista se desgarró en varios momentos del concierto, como cuando interpretó la canción "Inolvidable" en la que dice: "En la vida hay amores que nunca pueden olvidarse". Cuando llegó el turno del tema "Soledad", afloraron las lágrimas. "Para siempre los crespones. Ay, mi soledad. Ay, vuelve ya. Tú, vuelve ya", dice la canción.
En "Vete de mí", hizo suya la letra "tengo las manos tan deshechas de apretar que ni te puedo sujetar".
La amargura se dejaba entrever cada vez más y los espectadores comprobaron el dolor de El Cigala cuando cantaba "y nos despedimos así, como si nada, sin mirarnos, sin hablarnos, sin besarnos, sin tocarnos, nos despedimos así como si nada, cada uno a su camino, cada cual con su destino".
A pesar del fallecimiento de su esposa, El Cigala concluyó el concierto íntegramente y no hizo referencia al hecho.