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Cuando Chas encontró a Jimi

El bajista de The Animals descubrió a Hendrix para el mundo.

A mediados de los años sesenta, la música británica desembarcaba en Estados Unidos, alimentada por el fuego de la beatlemania, y como parte de aquella flota de éxito arrollador estaba la banda The Animals, capitaneada por Eric Burdon. Un proyecto que se fue desmembrando en poco tiempo, con las partidas de Alan Price y del bajista Chas Chandler, algo desencantado con el poco rendimiento económico de la formación y, sobre todo, del distanciamiento de las raíces blues-rock que les habían caracterizado en sus inicios. Chandler resolvió dedicarse al management de nuevos artistas que consiguieran impresionarle, y en su cabeza rondaba una idea para el futuro más próximo: encontrar a un talento al que convencer para grabar una versión de un tema folk que le tenía obsesionado: el "Hey Joe" que había popularizado Tim Rose. Explorando los locales del Greenwich Willage neoyorquino, Chas acudió al Café Wha? por recomendación de Linda Keith (entonces novia de Keith Richards), ya que allí actuaba un chico llamado James Marshall Hendrix, conocido en aquel circuito bajo el nombre artístico de Jimmy James. Era la noche del 5 de junio de 1966, uno de esos momentos que cambiarían la historia del rock, aunque los implicados en este cambio aún no lo sabían.

Hasta aquella noche, la trayectoria del joven Jimmy había sido algo errática, pues si bien su virtuosismo no tenía discusión, había sido apartado de cuantos proyectos y bandas le rodeaban, puesto que eclipsaba al artista principal con su teatralidad y espectáculo sobre el escenario, algo que no gustaba a compañeros de tablas (y jefes) como Little Richard. Su camino le había llevado a aquel ambiente de pequeños clubes en el que había cautivado a una reducida aunque entregada audiencia, entre la cual figuraba la antes mencionada Linda, quien recomendó al mánager de los Rolling Stones al extravagante músico: en un error de proporciones bíblicas (al menos musicalmente), aquella recomendación cayó en saco roto, lo cual nos lleva de nuevo a aquella noche en la que Chas encontró a Jimi.

Si bien Chandler quedaría impresionado por el arsenal de trucos efectistas del músico sobre el escenario (tocar con la guitarra detrás de la cabeza, emplear los dientes sobre las cuerdas y adoptar diversas posturas sexuales mientras interpretaba sobrecogedores solos), los primeros segundos del concierto le hechizaron por completo. ¿Adivinan el primer tema que aquel Jimmy James ejecutó aquella noche? En efecto, se trataba de "Hey Joe". Desde aquel instante, Chas sabía que había encontrado a un diamante al que presentar al mundo, y se lo hizo saber cuando terminó su actuación: quería llevárselo a Londres y hacer de él la nueva fuerza de la naturaleza en el terreno musical. Algo a lo que Hendrix accedió, tras preguntarle si podría presentarle allí a Jeff Beck y a Eric Clapton. Como ambos músicos eran amigos personales del mánager, el problema quedó resuelto y ambos cruzaron el océano, rumbo a Europa.

Al poco de aterrizar en el vanguardista ambiente de la capital británica, Chandler cumplía su promesa y llevaba al joven Jimmy a una actuación de la banda de Eric Clapton: los todopoderosos Cream, un trío formado por el propio Clapton, el bajista Jack Bruce y el batería Ginger Baker. En aquellos días, la formación gozaba de la reputación de ser un conjunto más allá del bien y del mal, una formación con tanto talento y técnica que nadie se atrevía a competir con ellos en una improvisación, por temor a quedar en evidencia… ¿Adivinan qué hizo Jimmy? En efecto, salir a tocar con ellos, y no cualquier tema. Eligió "Killing Floor", un blues de complicadísima ejecución con el que volvió a exhibir toda su artillería, inquietando al mismísimo Dios de la guitarra, quien se encendió, azorado, un cigarrillo al tiempo que preguntaba a Chandler: "¿Es así de bueno?".

Convencido más que nunca del potencial de su pupilo, Chas le convenció para cambiar su nombre artístico a Jimi, dándole un toque más místico, acorde al hipnótico sonar de su guitarra. Además, decidió hacerle formar con un bajista y un batería al estilo de Cream. Para ello, reclutó al excepcional Noel Redding, al que sugirió pasarse al bajo, y a otra fuerza de la naturaleza con las baquetas, llamada Mitch Mitchell. Quedaba confeccionada así The Jimi Hendrix Experience, en cuyos dos primeros trabajos participaría de manera activa el mánager. Pero su marca no sólo se quedo ahí: un año después, durante la emblemática actuación de la banda en el Festival de Monterey de 1967, Hendrix prendía fuego a su guitarra en el escenario, creando uno de los momentos más icónicos de la historia del rock and roll. En aquellas imágenes, una figura (la misma que le había animado a aquel numerito) entre las sombras le alcanza la gasolina y las cerillas: Chas Chandler.

La relación profesional entre ambos terminó a mitad de la grabación de Electric Ladyland, con un Hendrix glorificado ya por el gran público y un Chandler algo extenuado por el ritmo de locura que llevaba la vida de aquel proyecto. El mánager abandonaba la complicada grabación del disco debido a las diferencias que habían surgido con su protegido, y se dedicaba a sacar adelante a una banda que explotaría en el mercado británico en la década siguiente: Slade. Mientras tanto, el músico apuraba el resto de su breve vida experimentando con el sonido, y sólo poco antes de su muerte, hacía las paces con el hombre que le descubrió para el mundo. Una experiencia que había comenzado aquel 5 de junio de 1966: la noche en que Chas encontró a Jimi.

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