"Black is black" en una nueva versión
Cuando se cumplen cincuenta años de la fundación de Los Bravos, dos de sus fundadores se unen y rescatan aquel mítico tema.
El pop español, desde sus inicios hacia 1959 y hasta nuestros días, nunca tuvo verdaderos éxitos internacionales y los pocos que históricamente se registran podrían contabilizarse con los dedos de una mano. De lo que no existe la más mínima duda entre los comentaristas musicales es de que el auténtico número 1, aun hoy sin ser desbancado, fue "Black is black". Sus creadores: Los Bravos.
Cuando se cumplen exactamente cincuenta años de la fundación de aquel estupendo quinteto resulta que dos de sus fundadores, Mike Kogel, la voz solista, y el bajo, Miguel Vicens se han vuelto a juntar, grabando una nueva versión de aquel mítico tema, con la colaboración de Pablo Sanllehí, batería del grupo. Junto a los tres citados hay que recordar a dos ya desaparecidos, que formaron parte de la banda: el guitarrista Tony Martínez (que falleció en un accidente de circulación) y el organista Manolo Fernández (quien decidió quitarse la vida).
En el año 1965 se habían dado a conocer en tierras mallorquinas con la denominación Mike & The Runaways. Finalizando aquel año, cuando actuaban en una sala madrileña, fueron fichados para el sello Columbia. Cambiarían su nombre por el definitivo de Los Bravos. Al año siguiente, tras su debut discográfico, obtienen con su tercer single el boom de "Black is black", que los lleva al número 2 de las listas británicas y al 4 en las de los Estados Unidos. Algo único en nuestra industria musical. Y es que "Black is black", interpretada en inglés por Mike Kogel, se ganaba a la audiencia desde la primera nota, y fue durante meses una pieza insustituible en cualquier reunión discotequera.
Al instante de sonar, como un cohete, las parejas se lanzaban frenéticamente a la pista: "Black is black / I want my baby back…" De la selección de aquel número inglés se encargó el mánager del grupo, uno de los hombres más importantes del pop nacional, el francés Alain Milhaud. Experto conocedor de los estudios de grabación europeos no dudó en plantear a la dirección de Columbia que "Black is black" debía grabarse en la Decca inglesa. Como así fue. Sólo que a Londres… no volaron todos Los Bravos. Sólo Mike Kogel. No sería la primera vez. No sonaban igual en directo que en disco. Y había músicos, llamados "de estudio", especializados en grabar temas ajenos, contratados al efecto por importantes multinacionales del disco. Luego, cada grupo, si actuaba cara al público, ya sí lo hacía, lógicamente con sus verdaderos componentes (salvo en las televisiones que establecieran el inevitable play-back). ¿Qué si se notaba la diferencia? ¡Claro! Pero sólo para "oídos avisados", profesionales, o agudos oyentes. Por lo común, el gran público era ajeno a aquellas componendas.
Se tardaría mucho tiempo en conocerse en España la trapisonda, incluso ignorada por la mayoría de los periodistas, contando también a los especializados. O sea que los Sanhellí, Vicens, Fernández y Martínez habían sido sustituidos en aquel disco para la historia por músicos británicos de la casa Decca. Se dijo que hasta tomó parte Jimmy Page, antes de irse con Los Yardbirds y fundar después Led Zeppelin. Hay que tener en cuenta la otra poderosísima razón por la que en Londres no grabaron los auténticos Bravos: los sindicatos de músicos ingleses exigían que en cualquier grabación realizada en su país hubiera un determinado número de profesionales oriundos. ¿Podría haberse grabado "Black is black" en estudios españoles con Los Bravos verdaderos? ¡Por supuesto! Pero en su casa de discos y por decisión del mentado Milhaud queda claro que anteponían la calidad del sonido, la perfección, con un técnico de categoría reconocida, como era Bill Price.
Lo verdaderamente importante es que Los Bravos se erigieron en ídolos de una juventud española más rockera que melódica y fueron comparados con los Rolling Stones, en tanto nuestros Brincos pasaban por ser "los Beatles hispanos". Exageraciones. Los Bravos sumaron otros éxitos, aunque ninguno superó a "Black is black", tales como "La moto" y "Los chicos con las chicas" (este último título de su primera película, a la que siguió otra, "Dame un poco de amooor".
El trágico suicidio del teclista, Manolo Fernández (víctima de una depresión, que se consideró culpable del accidente de coche en el que falleció su joven esposa) complicó el futuro del grupo en adelante. Ya nada fue igual. A mitad de los 70 Los Bravos acusaron el paso de los años y se disolvieron. Luego en distintas épocas, se reagruparon gracias al empeño del guitarrista Tony Martínez, que lideró a sus compañeros, grabando un disco, "Bravos forever. Veinte años de historia". Luego moriría en un accidente de carretera, cuando se dirigía a celebrar el cumpleaños de su hija. Era un gran tipo, muy querido en los ambientes musicales. En los años 90 y primeros del nuevo siglo aparecieron en el mercado frecuentes reediciones de éxitos del conjunto. Entre tanto, de los supervivientes, sabíamos poco o nada, aunque pudimos enterarnos que Mike Kogel andaba por Vitoria actuando con un grupo.
El pasado año se anunciaba como Mike Kennedy y Los Grandes, recuperando aquel sobrenombre con el que grabó hace años varios discos como solista (¿recuerdan "La lluvia", que cantaba a últimos de los 60 y primeros 70?). Y estos pasados meses tuvo la ocurrencia de reunirse con Pablo y Miguel, sus antiguos compañeros, con quienes acordó grabar "Black is black" y hasta tres temas nuevos, entre ellos la versión española de aquel éxito, "Negro es negro". No suenan mal. Mike ha cumplido setenta y un años, uno menos que Miguel. Y ambos están dispuestos a actuar este verano allá donde los contraten. Explotando, eso sí, "la gallina de los huevos de oro"; esto es, el viejo repertorio de aquellos legendarios Bravos, sobre todo el mentado número 1. Contarán con otros músicos de acompañamiento. Pablo Sanllehí ha colaborado con ambos en el disco, pero no irá con ellos de gira, ocupado en un negocio de motos en Mallorca. Tiene ahora setenta y un años también. Y desean compartir la nostalgia musical del ayer con sus seguidores de entonces, ya abuelos o al menos setentones que, si las piernas les responden, seguro que están encantados de bailar y corear una vez más aquel "Black is black" de sus tiempos juveniles. ¡Ay, la dichosa nostalgia…!
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