Los viajes de Frank Sinatra a España
Este año se cumplen el centenario de su nacimiento y los diecisiete de su muerte.
Imagino que de aquí a fin de año se sucederán infinidad de artículos y reportajes sobre Frank Sinatra, al tiempo que se reeditan sus mejores canciones y se programan algunas de sus películas. Es lo razonable pensando que en diciembre se cumplirá el centenario de su nacimiento, aunque antes, el 15 de mayo se le recordará por la fecha de su muerte, acaecida diecisiete años atrás.
Con malas pulgas, Frankie aterrizó en el aeropuerto de El Prat, marchándose directamente a S'Agaró para encontrarse con Ava en el hotel La Gavina. Pasaron seis días de miel y hiel, volviendo a las andadas: es decir, noches de pasión y mañanas de disputas. Él le trajo de regalo un collar de esmeraldas valorado entonces en la respetable cantidad de diez mil dólares. Como quiera que Mario Cabré reiteraba en los periódicos su encendido amor por la estrella norteamericana, con quien aparecía fotografiado, Frank Sinatra cogió un cabreo de aúpa, sin atender las explicaciones de ella, quien le reiteraba no existir nada con el torero (en realidad, sí lo hubo, aunque fugazmente, una noche encamados), por lo que él salió zumbando, rumbo a París en tanto Ava Gardner lo despedía muy poco finamente: "¡Vete a la m…!".
Hay una anécdota reveladora cuando, encontrándose alojado en el hotel Felipe II, de El Escorial, una noche, acabadas sus secuencias en Orgullo y pasión, la llamó por teléfono desde uno de los salones del establecimiento, y sin colgarlo, sentado frente a un viejo piano, comenzó a interpretar un montón de sus románticas melodías, en la natural creencia de que ella estaría al otro lado del auricular. Así transcurrió más de una hora cuando, de repente, a espaldas suyas, escuchó una dulce voz, la de Ava Gardner. Es decir: él le había estado cantando todo ese tiempo a través del hilo telefónico en tanto ella se desplazaba en un táxi para abrazarlo y acabar haciendo el amor en su suite. Esos inesperados reencuentros volverían a sucederse, en tanto Ava proseguía su romance con Dominguín y el propio Frank trataba de seducir a Carmen Sevilla, sin conseguirlo. Ella contaría que Frankie le enviaba docenas de rosas rojas a diario, cenaban juntos, iban a bailar a la parrilla del Rex, en la Gran Vía madrileña, pero fuera de algunos furtivos besos, siempre según testimonios de la actriz andaluza, no hubo sexo entre ambos. Frank Sinatra, que se divorciaría de Ava Gardner en 1957, regresó a España en 1964 para concluir algunas escenas de la película El coronel von Ryan en la Costa del Sol. Una noche, mientras tomaba unas copas en el bar de un hotel de Torremolinos una cantante cubana llamada Ondina Caníbano se arrojó a abrazarlo compulsivamente en tanto un avisado reportero gráfico captaba la insólita escena con sus cámaras. Se armó un considerable escándalo.
El cantante y sus amigos fueron detenidos por la Guardia Civil y a su salida del hotel arrancaron una fotografía enmarcada de Franco, pisándola. Pasaron varias horas en una comisaría malagueña, donde Frank trató sin fortuna hablar por teléfono con el embajador de los Estados Unidos, entre indisimulados insultos a los guardias que lo habían arrestado, acusándolos de ser tratado como si fuera un criminal. Finalmente, Sinatra y sus acompañantes serían multados cada uno con veinticinco mil pesetas. A la salida, Frankie continuaba sus denuestos, jurando en arameo "no volver a este jodido país de sucios bastardos fascistas". Fueron expulsados inmediatamente de España. Adonde ya no volvió más Sinatra hasta 1986, cuando dio un recital en el estadio Santiago Bernabéu (al que apenas acudió la mitad del aforo dada la desastrosa organización) y en 1992, que actuó en Barcelona y La Coruña.
Por cierto, cuando aterrizó en Barajas para el primero de esos eventos, Rocío Jurado le entregó un vistoso ramo de flores, que él agradeció con una simple sonrisa, sin departir con ella ni un segundo, muy probablemente al no haber sido advertido de que se trataba de una primera figura de la canción española y no de una simple azafata. Según una biógrafa del cantante, Kitty Kelley, Frank Sinatra odiaba al general Francisco Franco, asegurando que lo había insultado más de una vez, llamándolo "rata", y en concreto en una carta enviada al Palacio de El Pardo, en la que le deseaba "que se muriese de una vez". Gran cantante, estimable actor. Recogiendo opiniones de quienes lo conocieron, la mayoría de ellos coinciden en que era una persona retorcida, intrigante, un ser sobre todo atormentado en gran parte por sus turbulentas relaciones con Ava Gardner.
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