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Cuando la voz no tiene fecha de caducidad

En febrero de 1980, el mundo del rock quedaba conmocionado con la pérdida del frontman de la banda australiana AC/DC.

En febrero de 1980, el mundo del rock quedaba conmocionado con la pérdida del Bon Scott, frontman de la banda australiana AC/DC. Tras una noche de excesos, el vocalista fallecía ahogado en su propio vómito a la edad de 33 años, y el futuro de la prometedora formación de hard rock (que venía de firmar su disco más exitoso con Highway To Hell) quedaba condicionado al deseo de los hermanos Young por seguir con la banda o formar un nuevo proyecto. La decisión se tomó en pocos días, ya que tanto Angus como Malcolm entendieron que los deseos del malogrado cantante se cumplirían con la continuidad del proyecto. Lo único que faltaba era la voz de reemplazo.

En un principio se barajaron varios nombres para el puesto, como Noddy Holder (Slade), pero recordaron las palabras del propio Bon Scott, quien tiempo atrás les había contado acerca de una banda llamada Geordie y de su cantante, un tipo llamado Brian Johnson. Scott había presenciado un concierto de esta formación en Inglaterra, y había quedado impresionado con el registro vocal de su frontman, al que comparaba con la furia de los grandes del rock clásico, al estilo de su ídolo Little Richard. Aquel recuerdo hizo que localizaran a Johnson y le citaran para una audición en Londres. Por su parte, Johnson llevaba ya un recorrido respetable en la década de los setenta con su banda, aunque la posibilidad de recalar en AC/DC (uno de los proyectos de rock más contundentes del mundo ya en aquellos días) hizo que no se lo pensara dos veces.

Aquella audición en marzo de 1980 fue memorable por varios motivos. Por un lado, Johnson llegó tarde cuando le llegó el turno de probar con la banda, ya que se había quedado en la entrada del local, jugando al billar con el personal de gira. Una vez hechas las presentaciones, atacaron el tema "Whole Lotta Rosie" y sobraron las palabras: una mirada entre los integrantes del grupo fue todo lo que hizo falta para confirmar que tenían nuevo vocalista. Pocos días después, viajaban a las Bahamas para grabar el que se convertiría en uno de los discos más vendidos de la historia, el legendario Back in Black. En la producción repetía Mutt Lange, presente ya en "Highway To Hell", y la implicación de Johnson en el proceso creativo tuvo lugar desde el primer momento, sintonizando muy bien con el núcleo compositivo de los Young, con quienes firmaba la autoría de todos los temas. De aquellos días surgieron auténticos himnos como You Shook Me All Night Long, Hells Bells o la canción que titulaba el álbum, que al instante se convirtieron en clásicos del rock en las cuerdas vocales de Johnson.

Pero al margen del éxito del álbum, la elección de Johnson también fue acertada por su escaso afán de protagonismo, dejando el rol de figura carismática a Angus y su guitarra, y concentrando sus esfuerzos en acuchillar las canciones con su afilada voz, que tampoco intentaba emular al desaparecido Bon Scott. Con su característica boina (que llevaba desde hacía años, para evitar que el sudor le corriese por la frente en el escenario) y su sencillez en las formas, Johnson completaba el rompecabezas de la banda de forma tan precisa como incontestable. Sus 35 años como vocalista de AC/DC avalan tanto estos argumentos como los posteriores éxitos que siguieron a "Back in Black". Unos trabajos en los que su labor como letrista acabó por desaparecer, dejando esa responsabilidad en manos de "los padres de la criatura", Malcolm y Angus.

La receta ha seguido funcionando a las mil maravillas hasta nuestros días, haciendo de la banda el mayor acontecimiento en directo del mundo musical. Que se lo pregunten a los fans que tardaron horas en agotar las entradas de sus próximos conciertos en nuestro país. Incluso ahora, sin la presencia de Malcolm Young, la banda sigue arrasando el mundo con su Rock or Bust, un trabajo cuya gira está dedicada al propio Malcolm, aquejado de demencia. En palabras de Brian Johnson, fue Malcolm el que les dijo que tenían que girar, tocar y disfrutar por él. Y a los amigos no se les lleva la contraria. Seguro que la voz de Johnson seguirá homenajeándole por los escenarios de todo el planeta.

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