Era el 13 de julio de 1963. Un tipo delgado, de treinta años tomó una pistola marca "Derringer" y disparó contra su pecho. La bala, del calibre 5, quedó alojada muy cerca del corazón. El cirujano que lo atendió no consideró necesario operarlo, dada la situación extremadamente grave del suicida, quien se hallaba en coma. Su muerte era cuestión de horas. Pero logró salvar su vida. Los periódicos italianos informaron puntualmente acerca del suceso pues la víctima era entonces el cantante más popular, Gino Paoli, cuya canción Sapore di sale sonaba a todas horas en la radio y la televisión. Fue un éxito asimismo en España, donde la música italiana de los 60 hacía furor. Llevaba por cierto arreglos de Ennio Morricone, que todavía no había desplegado su talento músical en las bandas sonoras de aquellos westerns rodados en Almería con Clint Eastwood de protagonista.
Han transcurrido cincuenta y un años y Sapore di sale es una de las más recordadas y bellas canciones románticas. Un clásico de la música melódica: "Sabor a sal / que tienes sobre la piel / que tienes en los labios / cuando sales del agua / y te vienes a tumbar cerca de mí…". Gino Paoli la había compuesto (también la interpretó) pensando en la jovencísima actriz Stefania Sandrelli, que se reveló en "Divorcio a la italiana", donde tuvo de galán a Marcello Mastroianni, dirigidos por el gran Pietro Germi. Ella contaba sólo dieciséis años cuando vivió aquella apasionada relación con Paoli, de la que vino al mundo Amanda en una clínica suiza, pues de nacer en Italia sus padres hubieran tenido serios problemas con la justicia. Aun así, sobre la pareja llovieron críticas inmisericordes. Pero ¿por qué Gino Paoli trató de quitarse la vida si era feliz con Stefania Sandrelli y en esa época gozaba del favor popular gracias a "Sapore di sale"? No lo explicó suficientemente bien entonces. Ahora, a punto de cumplir 80 años el próximo 23 de septiembre, cuando en un libro-entrevista, "Los semáforos rojos no son dios", repasa su agitada existencia viene a confesarnos que en esos días se hallaba confuso. En la letra de "Sabor a sal" reflejaba su sensación de que un mundo feliz hasta entonces, la Italia del bienestar de años atrás, iba a desaparecer y él, entonces, se quedaba en la playa, pensando en alejarse de sus negros presagios.
En cualquier caso, Gino Paoli, formidable compositor, fue siempre un hombre un tanto atormentado que, eso sí, ha exprimido su vida, gozándola cuanto ha podido. Le sobraba dinero. No le faltaron nunca mujeres a su lado. Tres de ellas marcaron su existencia, de ahí que siga llevando tres alianzas que las recuerdan. Una, Anna Fabri , su primera esposa, con la que tuvo a su hijo Giovanni. Luego, Stefania Sandrelli, madre de una niña como hemos contado, la que por cierto a sus siete años decidió irse a vivir con su progenitor. Y, finalmente, su segunda y actual esposa, Paola Penso, que le dio dos retoños. Entre medias no olvidamos otra fogosa historia compartida con la extraordinaria cantante Ornella Vanoni, a la que dedicó una de sus más bellas canciones, "Senza fine", que el rey de la comedia Billy Wilder utilizó para la banda sonora de su película "Avanti", y asimismo la realizadora catalana Isabel Coixet, en "Mi vida sin mí".
Uno de sus primeros éxitos musicales fue "Il cielo in una stanza", que le inspiró una prostituta, de la que se enamoró perdidamente. Tenía Gino Paoli sólo diecisiete años y le dijo a su padre ¡que le adelantara la paga de un año! Extrañado éste, quiso saber la causa: "Son cosas de hombres". Obtuvo lo que quería y se pasó tres días sin salir del prostíbulo donde ejercía el objeto de sus deseos.
Mucho ha vivido este hombre que está a punto de apagar ochenta velitas este martes próximo. Pasó por una crisis importante que lo llevó a abandonar la canción y dejarse llevar por las drogas. Fue a finales de los años 60. Por fortuna, en 1971, salió de aquel infierno. Curiosamente porque donde vivía, cerca de Génova, su tierra, la policía detuvo a cuantos traficaban con estupefacientes. Llegó un momento en que ningún "camello" podía suministrarle cocaína. Lo que le facilitó dejar para siempre ese mundo, que califica estúpido: "Consumir drogas es tirar tu vida".
Y ya en décadas siguientes, considerado un maestro de la canción romántica italiana, Gino Paoli ha continuado en activo, sorprendentemente respetado y querido por la juventud, los hijos, incluso nietos, de aquellas parejas de novios que se enamoraban con sus canciones. Mina interpretó admirablemente algunos de sus éxitos, y también Claudio Villa, el infortunado y gran amigo suyo Luigi Tenco, Gianni Morandi, Patty Pravo, Franco Battiato… Admirador de Joan Manuel Serrat, Gino grabó un álbum en 1974 en honor del "Noi de Poble Sec".
No ha pensado en la retirada. Tiene una vitalidad extraordinaria. Bromea sobre la bala que él mismo se disparó y que mantiene alojada ya cincuenta y un años en su pecho: "La única molestia que me causa es cuando he de someterme a un control de metales". Su caso es muy parecido al de Carlos Gardel, a quien pegaron un tiro y llevó toda su vida esa bala en su cuerpo. En cuanto a sus sentimientos, Gino Paoli ha dicho lo siguiente: "Nunca me he enamorado; yo he amado, que es algo distinto. Me gustaba una mujer y llegado cierto punto me daba cuenta que la amaba".