Hay canciones que alcanzan la categoría de clásicas, son intemporales, se escuchan con agrado a través de varias generaciones, al margen de modas. Por ejemplo, "My way", que entre nosotros es "A mi manera". Ahora, en esta primavera, se cumplen 45 años de su estreno internacional, gracias a la versión de Frank Sinatra. Tiene su historia. Con un episodio trágico relacionado con uno de sus autores, el francés Claude François.
Transcurría el verano de 1967. El citado François había escrito una letra en colaboración con su amigo Jacques Revaux, que al alimón también terminarían firmando la música de un tema romántico titulado "For me". Se trataba de la triste historia de una pareja enamorada que hace balance de su vida, ya aburrida, convencional. Quisieron sus autores que la grabaran algunas estrellas del pop melódico galo, pero, sucesivamente, Sacha Distel, Dalida y hasta la británica Pétula Clark, rechazaron el ofrecimiento. Cambiaron un poco la letra con ayuda de Gilles Thibaut. Fue cuando Claude François grabó la melodía, que apenas tuvo eco en el mercado discográfico francés: sólo se vendieron poco más de doscientas mil copias.
Quiso la casualidad que un veterano vocalista del pop rock, el canadiense Paul Anka -¿recuerdan "Diana", un éxito a principio de los 60?- pasara unas vacaciones en Francia, de vacaciones en París con su esposa, y escuchara una actuación televisiva de Claude François con esa canción que hablaba de la desdicha fatalista de una pareja. Hizo averiguaciones, negoció con discos Barclay, propietaria de los derechos de aquel tema y regresó a los Estados Unidos, donde manteniendo la música original alteró el texto de aquella historia, que finalmente se conoció con el título de "My way": la confesión de un tipo, en el ocaso de su vida, cuando hace balance y admitiendo sus errores, declara haber actuado según sus propios criterios. Traducida la letra a nuestro idioma, como "A mi manera", y con la aceptación de varias traducciones, he aquí su contenido: "Ya se acerca el final / y veo ya el telón. / Voy a hablarte claro, amigo / te contaré mi caso / como si fuera una declaración. / He vivido una vida plena / y he recorrido todos los caminos. / Pero lo mejor, lo mejor de todo, / es que lo hice a mi manera. / Me arrepiento de pocas cosas. / Mejor aún, de muy pocas que valgan la pena. / Hice lo que tenía que hacer / y sin escudo lo llevé a cabo…". Y más adelante: "Todo lo encaré y aguanté sin doblarme. / Y lo hice a mi manera. / He amado, reído y llorado hasta hartarme. / También perdí. / Y ahora que las lágrimas han huido / ya sólo lo encuentro divertido". Para concluir: "Es cierto que la vida me golpeó. / Pero viví a mi manera".
La versión de Paul Anka tuvo gran difusión. Pero nada que ver con la que en la primavera de 1969 hizo Frank Sinatra, que es la que ha quedado en la memoria de millones de sus admiradores. Una canción de culto, se dice. Al punto que levantó envidia entre sus colegas. Y Elvis Presley también la grabó. Y después, un sinfín de intérpretes, entre los que seleccionamos a Nina Simone, Joan Báez y hasta ídolos del punk rockero como Nina Hagen y Sid Vicius. No contemos las versiones orquestales, que son incalculables, empezando por la de Paul Mauriat. Y hasta los "Tres tenores" (Pavarotti, Domingo y Carreras) acabaron fascinados con la pieza, grabándola, y añadiendo así una versión célebre entre el millar, más o menos, que han aparecido en el mercado en los últimos cuarenta y cinco años. Una de ellas, también, la de nuestro meloso y almibarado Julio Iglesias.
Queda por recordar que, nueve años después del éxito internacional de "My way", uno de sus primigenios autores y en su primera versión original, el francés nacido en Egipto Claude François, que ya gozaba, por sus derechos correspondientes de unos estimables ingresos, halló la muerte mientras se bañaba en su casa, electrocutado, cuando cometió el fatídico error de manipular una bombilla de luz mortecina, estando mojado. Su fallecimiento fue instantáneo, como puede suponerse. Y con ello, la desaparición de un intérprete que, si bien no pudo nunca desbancar a Johnny Hallyday, a Jacques Dutronc y a otros ídolos de los 70, gozó de una moderada popularidad entre los franceses.
¿Qué añadir a lo expuesto? Sencillamente, que cuando una historia atrae, por su sencillez y sinceridad, con una música atractiva y a su vez nada altisonante ni espectacular, el oyente responde. Y son millones los que nos seguimos emocionando cada vez que suenan las notas de "My way". O, si lo prefieren, "A mi manera".