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Muere 'Huracán' Carter, el estribillo de la injusticia

Su nombre está imantado al de una canción protesta enérgica, cruda, muy narrativa, casi periodística: "Hurricane", de Bob Dylan.

Su nombre está imantado al de una canción protesta enérgica, cruda, muy narrativa, casi periodística: "Hurricane", de Bob Dylan.

Bob Dylan interpretó "Hurricane" en treinta y tres ocasiones -la última vez, el 25 de enero de 1976, al poco de publicarse el disco que la incluía, Desire-. La canción vio la luz en noviembre del año anterior, en el single homónimo. El cantautor la publicó tras recibir la autobiografía de Rubin Carter, apodado Hurricane, un boxeador que había sido acusado injustamente de un triple asesinato, en definitiva, por ser negro.

Carter murió este domingo en Toronto, con 76 años. Causa del fallecimiento: cáncer de próstata. Su nombre está imantado al de una canción protesta enérgica, cruda, muy narrativa, casi periodística. "Hurricane" es un reportaje, con alguna que otra licencia literaria, de un asesinato no cometido, de un juicio que fue una pantomima racista, de una condena injusta.

Reiniciamos el relato: Carter nació en Clifton, Nueva Jersey, el 6 de mayo de 1937, aunque se crió en Paterson, ciudad del mismo Estado. Cuarto de siete hermanos, tartamudo, fue condenado por primera vez en su vida a los 14 años, según su relato, por defender con una navaja de 'boy scout' a un amigo suyo del que intentaba abusar un pedófilo. Escapó del reformatorio, se alistó en el Ejército, mejoró su tartamudez, fue enviado a Alemania Occidental, coqueteó con el islam temporalmente. En mayo de 1956 abandonó el Ejército. Acto seguido, fue arrestado y condenado a nueve meses de prisión. Motivo: el haberse escapado del reformatorio tiempo ha.

Una vez en la calle, Carter ejerció de caco, y hasta 1961 volvió a chirona tras cometer varios asaltos. Encontró en el boxeo el refugio, la estabilidad, y en septiembre de ese año debutó en un ring. Golpea con agilidad y nervio, y gana varios combates por KO: en estas, se gana el apodo de "Huracán". En 1964 optó al título mundial del peso medio, aunque perdió contra Joey Giardello. Hubo quien apuntó al amaño y al racismo de los jueces.

Nadie ha contado tan bien lo que le ocurrió a Huracán el 17 de junio de 1966 como Bob Dylan en "Hurricane":

Disparos resuenan de noche en el bar.
Llega Patty Valentine desde el piso de arriba.
Ve al encargado en un charco de sangre.
Grita: "Dios mío, los han matado a todos".
Esta es la historia de Huracán.
El hombre al que las autoridades culparon
de algo que nunca hizo.
Lo pusieron en una celda,
pero él pudo haber sido
el campeón del mundo.

Dos hombres negros entraron en el Lafayette Bar and Grill de Paterson, asesinaron a tres personas y huyeron en un coche blanco. Dos ladrones, Alfred Belo y Arthur Dexter Bradley, aprovecharon la ocasión para piratear en el caos. Minutos después, pasaron por el lugar Rubin Carter y John Artis. Maldito el momento: fueron acusados de triple crimen y condenados a tres cadenas perpetuas. En el juicio abundaron las irregularidades y los prejuicios raciales, ignorando, por ejemplo, que varios vecinos no lo reconocieron o que cumplió con el polígrafo, a diferencia de los ladrones, quienes actuaron como testigos. El caso se manejó con un perfil muy bajo para que no saliera a la luz.

Volvemos al inicio de nuestro texto: desde la prisión, Carter le envía a Dylan un ejemplar de su autobiografía, El decimosexto round, por el compromiso del cantautor "en la Lucha por los Derechos Civiles de los Afroamericanos". Dylan recibe el libro, lo lee, visita al boxeador encarcelado, cree en su inocencia y defiende su causa. Compone "Hurricane" y lanza la canción como single, obteniendo un gran éxito popular y comercial -puesto 31 en el Billboard-. Ofreció dos conciertos benéficos y, con la cuantía recaudada, ayudó a Carter a emprender nuevas acciones legales. Pese a todo, tanto el boxeador como Artis fueron encontrados culpables de nuevo y condenados a dos cadenas perpetuas en febrero de 1976. Tuvieron que pasar nueve años hasta que, en noviembre de 1985, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos confirmara la decisión de un juez federal de Nueva Jersey, quien puso en libertad a Carter. Había pasado 19 años en la cárcel.

Huracán dedicó el resto de su vida a defender casos como el suyo. Vivió en Toronto y dirigió la fundación AIDWYC -Association in Defence of the Wrongly Convicted-, organización que ha tenido éxito en numerosos casos. Ya hemos dicho que murió este domingo. Inevitablemente, vuelve a sonar Dylan: "Ahora todos los criminales / con sus trajes y corbatas, / están libres para beber martinis / y mirar el amanecer, / mientras Rubin se sienta como Buda / en una celda de diez pies".

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