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A sus 85 años

El último disco de Lucho Gatica, una leyenda del bolero

En él hay duetos con Laura Pausini, Miguel Bosé, Michael Bublé, Nelly Furtado...

En él hay duetos con Laura Pausini, Miguel Bosé, Michael Bublé, Nelly Furtado...
Lucho Gatica | Cordon Press

Entre las novedades aparecidas en las últimas semanas he encontrado una grabación de Lucho Gatica. El nombre les será desconocido a los veinteañeros que nos lean, naturalmente. A los que les guste la música romántica y hace unos años se deleitaran con los boleros interpretados por Luis Miguel les invito a que rastreen en la discografía de Lucho, que busquen en YouTube. Porque fue el mejor cantante de este género, el más sentimental de cuantos existen. Una leyenda en la que se fijaron muchos para imitarlo. Y, sin duda, Luis Miguel lo tuvo presente, aunque sus versiones fueran muy distintas, originales, diferentes a como cantaba el gran Gatica en sus mejores años, hace ya la broma de más de medio siglo.

Como es natural, en la historia de la música popular existen nombres míticos que se han resistido a la retirada. Uno de ellos es Lucho Gatica (Luis Enrique Gatica Silva, nacido en Chile, el 11 de agosto de 1928). Le hubiera gustado ser futbolista profesional, pero empezó ganándose la vida como técnico de laboratorio dental. Tenía un hermano, Arturo Gatica, que era un destacado intérprete folclórico. Y él mismo, cantaba estupendamente. Fue a partir de 1950 cuando Lucho debutó en un programa de radio iniciando así una carrera musical en la que impuso la suave cadencia del bolero con su preciosa voz. Con "El reloj", establecido en México, logró un éxito espectacular, que todavía se recuerda, pues probablemente pueda considerarse entre los especialistas el más simbólico de todos los boleros, que son miles y miles en el mundo. Después vendrían otros títulos inolvidables: "La barca", "Tú me acostumbraste", "Contigo en la distancia" y un largo etcétera. Un decenio más tarde, esa voz que había encandilado a tantas mujeres fue perdiendo calidad, aunque Lucho no quisiera advertirlo, continuando en el mundo espectáculo y grabando discos como si fuera el mismo de siempre. Y no lo era… Se dice que hubo de someterse a una intervención quirúrgica en la garganta y ello trastornó sus cuerdas vocales. Más él lo negaba.

Lo entrevisté varias veces, pues visitó España, donde fue siempre muy querido, en diferentes ocasiones desde los años 60. En la primera, me confesó: "Muchos matrimonios se acercan a mí para darme las gracias porque se enamoraron escuchando mis canciones, pero otros… se arrepienten de haberme ido a ver". Siempre tuvo un fino sentido del humor. La última vez que nos vimos fue en el transcurso de un almuerzo con un grupo de periodistas de la peña Primera Plana. Tuve la suerte de sentarme a su vera. Vino a Madrid para presentar un doble disco, 50 canciones inmortales, con motivo de sus bodas de oro artísticas, donde reunía una selección de sus mejores boleros. Naturalmente de su época gloriosa, la que va desde mediados los años 50 hasta una década después. Me hizo saber que seguía en activo, lleno de proyectos. Y enamorado siempre. Se había casado en 1960 con la actriz azteca Mapita Cortés, que le dio cinco hijos, con quien convivió durante dieciocho años. Luego contrajo matrimonio con una modelo norteamericana, con la que tuvo una hija. Finalmente reincidió en un tercer y creemos que definitivo enlace con una mujer veinte años menor que él, del que vino al mundo otra niña. Así es que Lucho me manifestaba su permanente estado de vitalidad y optimismo. Pero como cantante, ya hacía tiempo que vivía de las rentas del pasado, inasequible al desaliento, manteniendo, como se dice, el tipo.

Y ahora, cuando en su calendario anota ochenta y cinco años, con seis décadas y media de carrera - ¡que ya es mérito! -, nos aparece con este disco de duetos, Historia de un amor, título con el que abre la grabación, junto a Laura Pausini, tan en boga de nuevo últimamente, ya una joven veterana del pop melódico. El resto, con once títulos en total, recoge unos boleros clásicos, con artistas casi todos de habla hispana que podrían ser sus nietos: "Sabor a mí", mano a mano con Miguel Bosé, "Bésame mucho", con Nelly Furtado, "La barca", con Luis Fonsi… Y así, un repaso al género, a lo que tanto cantó Lucho Gatica a lo largo de su vida: "No me platiques más", "Somos", "Perfidia", "Sabor a mí"… Lo mejor es el dúo que hace con el canadiense Michael Bublé en "Quizás, quizás, quizás", mitad en inglés, mitad en español. Los jóvenes intérpretes de esta grabación se defienden como pueden con el bolero, a su manera, con ese estilo casi impuesto como decíamos por Luis Miguel. En cuanto a Lucho Gatica… es una pena escucharlo en esas condiciones.

Pero es un disco en cierto modo histórico. Imaginamos que una especie de adiós, por cuanto las críticas –hemos leído algunas procedentes de Hispanoamérica- le han sido adversas. Triste es decirlo. Mas es el testimonio de una leyenda del bolero, como apuntábamos; del más grande de los boleristas. El que nunca ha querido dejar los escenarios y los estudios de grabación aunque su maravillosa voz se haya esfumado hace ya ni sabe uno cuánto tiempo.

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