La muerte de Paco de Lucía parece la escenificación de la mejor de sus paradojas musicales. En una playa caribeña, allí donde se entrelaza el agua y la arena, de vacaciones en el más plácido de los escenarios. El maestro comenzó a sentirse mal mientras jugaba con uno de sus nietos y poco después dejaría la escena en una imagen tan poética como como los sentimientos que él mismo extraía de la guitarra.
Una buena muerte tan trágica e inesperada como todas, que ha dejado huérfano al mundo de la música española, a aquella con resonancia internacional. Una despedida que Carmen Jara, que compartió vivencias de juventud con el compositor, ha necesitado compartir. La cupletista y colaboradora de esRadio conoció al guitarrista en la adolescencia de él, se introdujo en su entorno e incluso llegó a vivir momentos inolvidables con su familia.
"Era un niño monísimo", relató Jara, que conoció a De Lucía en Madrid de la mano de su hermano, amigo íntimo de Ramón de Algeciras. "Mi hermano era amigo de su hermano, otro maravilloso guitarrista", cuando todos vivían bajo el mismo techo, también su hermano Pepe, padre de la cantante Malú. Una familia de artistas en el entorno de Plaza de España, lo que antes era la Estación del Norte y ahora se conoce como Príncipe Pío. Algeciras, que sería primer guitarrista de Juanito Valderrama y Camarón, falleció en 2009. "Había un sitio en Callao, un sitio andaluz, donde nos juntábamos todos los locos que llegaban de Andalucía. Él siempre iba con su guitarra". Paco de Lucía tenía entonces 14 años, y se ponía a tocar. "Y de ahí vino la amistad".
La historia de Jara y el guitarrista continúa años después, en un Rocío donde todos se reencontrarían. "Yo iba invitada a una casa. Paco estaba en otra. Pedro Carrasco en otra. Aquella noche fue mágica". Aquella noche fue la de la fiesta donde Paco de Lucía, convertido en un adulto "guapísimo", con la melena recogida, cinta en la frente como si fuera un indio, y de la mano de su primera esposa Casilda, le susurró a Carmen Jara que iba a conocer a alguien especial. "Un niño que no veas como canta". ¿Cómo te llamas? "Yo, Camarón".
"Paco iba con su guitarra y yo de flamenca, me llevaba a la grupa con él. Toda la noche viendo la procesión". Camarón admiraba su pulsera: "Me dijo qué pulsera más bonita, me la pidió para probársela y se la quedó. Y Paco riendo". Pasaron las horas y la Virgen se recogió, y todos acabaron unidos detrás de ella. "Los almonteños me empezaron a abrir paso y me vi con la Virgen cogida. Empecé a llorar y me sacaron de la multitud".
"Después se hizo del mundo" y se distanciaron. Pero aún hubo tiempo para un epílogo de importancia, el día que Paco de Lucía se presentó su célebre concierto de Aranjuez. Antes de que el guitarrista saliera a hombros de Torrelodones, Carmen Jara pasó al camerino para comprobar que Paco de Lucía seguía siendo el mismo. "Era la bondad, la nobleza y la sencillez personificada". No sería la última vez que se vieran antes de que se interpusiera una muerte estupenda, pero sí la que Carmen Jara ha elegido contar. "He llorado pero creo que se ha ido en la guitarra".