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Pastora Soler, de la copla a la balada pop

La cantante dará 40 conciertos de aquí al verano. Una agenda en la que también está embarcado su marido, que también es su coreógrafo.

La cantante dará 40 conciertos de aquí al verano. Una agenda en la que también está embarcado su marido, que también es su coreógrafo.
Pastora Soler | Cordon Press

Se quejan –con razón- muchos cantantes de que no tienen contratos en estos tiempos de estrecheces, pero Pastora Soler declara tener firmadas cuarenta galas, de aquí al verano, sin contar las que haga luego en el estío. A eso se llama buena fortuna, sin duda merecida. Porque la sevillana de Coria del Río "se lo ha currado" desde que tenía pocos añitos y ya hacía gorgoritos en las casetas de la Feria de Sevilla. Comenzó este año con actuaciones en Cádiz, dio un salto a Miami, volvió para cantar en Barcelona, luego Alicante, tiene un serio compromiso en Madrid, en el teatro Lope de Vega, de la Gran Vía, el 24 de este mes, la esperan en Sevilla… y así, en otras ciudades, donde presenta las canciones de su último disco, "Conóceme". Es su décima grabación de estudio.

Se siente mejor Pastora Soler cuando actúa en teatros, mejor que en discotecas o recintos deportivos. Puede desplegar allí con mejores condiciones la puesta en escena de su espectáculo. Aunque, a fin de cuentas, lo que el público ha de juzgar es su voz. De las mejores que existen entre las intérpretes españolas de los últimos veinte años. Treinta y cinco cumplió en el pasado septiembre. Siendo joven, podemos considerarla ya una veterana, pues lleva en los escenarios desde que tenía ocho otoños, enrolada entonces en una curiosa formación que estaba a cargo de aquel singular personaje llamado Lauren Postigo. Alternaba éste sus facetas de autor de coplas, presentador de televisión, representante artístico y empresario entonces de una compañía infantil llamada Los Chavalillos de España (nombre que copiara de aquellos otros Chavales de España, que eran los bailarines Antonio y Rosario). Lauren, bromas aparte, tenía ojo clínico –y oído- para descubrir nuevos talentos de la copla. Y aquella niña rubiasca, prometía. Fue anunciada en los programas –yo conservo uno- con su verdadero nombre, Pilar Sánchez.

Quien una vez hubo recorrido muchos pueblos andaluces con dicha compañía encontró a un productor que se comprometió a hacer de ella toda una estrella de la canción española. No era un empresario cualquiera, sino Luis Sanz, quien había dedicado media vida a representar a actores de primera fila (Aurora Bautista, Vicente Parra, con quien compartió su intimidad algún tiempo) hasta descubrir a quien fue su creación favorita, como una hija: Rocío Dúrcal. Pues, bien: rotos sus lazos profesionales con esta última, Luis Sanz trató de seguir siendo un Pygmalion para la juvenil Pilar Sánchez, a quien bautizó artísticamente con el apelativo de Pastora Soler. No creo que Luis ignorase que en los años 40 ya hubo con el mismo nombre otra artista de la canción andaluza, pero así lo decidió. Gastó tiempo, supongo que también dinero, en hacer de ella una gran promesa del espectáculo. Pero no lo consiguió del todo. Le proporcionó la grabación de su primer disco en 1994, "Nuestras coplas". Y esperó pacientemente hasta darla a conocer en Madrid cuatro años después. Yo asistí al evento, el 18 de marzo de 1998, en el Centro Cultural de la Villa. "Por primera vez Pastora Soler en concierto", la anunciaban. Y conquistó al público recreando coplas de ensueño como "Triniá", "Callejuela sin salida", "Una cantaora"… Parecía llamada a ser la sucesora de Rocío Jurado, y la rival de Isabel Pantoja… Pero ya había coqueteado dos años atrás con un repertorio de autores muy distintos, como Eros Ramazzotti. Así es que el intento de convertirla en una nueva reina de la copla se fue diluyendo, hasta que Luis Sanz renunció a hacer de ella la estrella que había soñado.

Lo que ocurrió después hasta el presente responde a esa versatilidad de Pastora Soler, quien aunque interprete de vez en cuando coplas clásicas del ayer, de sus ídolos de la niñez (Juanita Reina, Lola Flores, Marifé de Triana y otras grandes), o baladas con toques flamencos (Camarón sigue siendo un maestro para ella), prefiere ser más realista y seguir el dictado de su casa de discos. Sabe que vende más con sus baladas pop. Y así continúa. No le gusta encasillarse en ningún estilo. Recuerda como algo positivo su paso por el Festival de Eurovisión en 2012 con "Quédate conmigo". Confía en grabar algún día en inglés. Y su mayor sueño sería hacer un dúo con Céline Dion, a quien imitó en el programa televisivo "Tu cara me suena".

Mantiene unas excelentes condiciones vocales. Se cuida. Llega a los lugares de actuación con tiempo suficiente para descansar, dormir muchas horas, hablar lo justo… hasta que le llega la hora de iniciar su actuación. Es ya una artista de primera fila, muy simpática en el trato personal, sensible, con estudios superiores de Historia del Arte, que ha sabido compaginar su carrera con su vida personal. Le ayuda a ello que su marido, el malagueño Francisco Viñolo, con quien contrajo matrimonio en 2009, es el coreógrafo que monta sus espectáculos y está constantemente a su lado.

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