Julio Iglesias cumple 70 años
El cantante cumple siete décadas cuando están a punto de salir las memorias su antiguo mánager Alfredo Fraile.
Este 23 de septiembre Julio Iglesias se convertirá en septuagenario. Lo curioso es que en la única biografía autorizada por él, la que le escribió Tico Medina, figura erróneamente como nacido en 1944. Alcanza esta edad tras cuarenta y cinco años como profesional de la canción. Ningún español, en esa actividad, ha llegado más lejos que él. Ha rebasado los trescientos millones de discos vendidos en todo el mundo (se baraja también la cifra de trescientos cincuenta millones) en catorce idiomas. Y en China se le ha reconocido este año como una estrella universal. El ídolo de la canción romántica festejará su aniversario muy probablemente en su mansión de Punta Cana, toda vez que ha concluido la pasada semana su gira por México, donde ha anunciado que su próximo disco contendrá veinticinco canciones de autores aztecas, entre ellos los legendarios Agustín Lara y José Alfredo Jiménez, a ritmo de boleros y rancheras.
La revista norteamericana Forbes lo incluyó no hace mucho entre los cuarenta cantantes más ricos del mundo, ocupando el número quince, inmediatamente detrás de Mick Jagger y por delante de Sting y Bruce Springsteen.
Conocí a Julio Iglesias en vísperas de acudir al Festival de Eurovisión en 1970 con la melodía "Gwendolyne", y pergeñé su primera biografía. Cuando algún informador le pregunta por su abultado patrimonio, invariablemente responde que "no sé lo que tengo". Conociéndolo, nos costaría mucho creerlo ajeno al más riguroso control de sus finanzas. Ya hace mucho tiempo que dejó de ser el tierno y aparentemente ingenuo quien, a principios de la década de los 70, en una gira compartida con Victor Manuel, que gozaba de más popularidad que él, confesaba al asturiano: "Cuando tenga cincuenta millones de pesetas (trescientos mil euros de hoy), me retiro de la canción". ¿Qué día cambió de idea? Probablemente cuando le llegó el éxito con "Un canto a Galicia", reforzado poco después con sus primeros éxitos en México.
En breve plazo de tiempo, antes de fin de año, está previsto que aparezcan las memorias de Alfredo Fraile. Amigos desde la infancia, compañeros de estudios en el colegio madrileño de los Sagrados Corazones, en el barrio de Argüelles, se convirtió en su "mánager". Quien conoce al dedillo las desventuras que pasaron en tierras aztecas, cuando viajaban en un desvencijado autobús, de pueblo en pueblo y Julio cantaba en cutres tugurios, cabaretuchos con chicas de alterne. Isabel Preysler les acompañaba, embarazada de cinco meses, y también iba en la expedición María Eugenia, la mujer de Alfredo (emparentados con la familia Bardem). Tan mal lo pasaban, tan poco dinero tenían, que ellas tuvieron que regresar urgentemente a Madrid con lo puesto, mientras sus maridos proseguían su improductiva y penosa gira mexicana.
También podría Alfredo Fraile contar qué complicada relación tuvo Julio con su madre, Charo; con su hermano Carlos; con los tres hijos de su primer matrimonio… En fin: mucho de lo que se desconoce sobre un artista internacional, con sus luces y sombras. De cara al público, nadie podrá discutirle a Julio Iglesias cómo ha cimentado su carrera, a base de esfuerzo y tesón; la elegancia que emana actuando; el magnetismo que transmite… Pero luego está el divo de puertas adentro: inaguantable a veces, caprichoso, mal hablado, inseguro, que espera de su entorno que lo arropen siempre con halagos… Algunos de sus íntimos han dicho que es un incorregible egoísta. Claro que otros se han aprovechado también de su amistad, incluido más de un periodista que no se ha recatado en contar cuestiones privadas.
Alfredo Fraile soportó a su amigo, "tragó carros y carretas" (a cambio, eso sí, de una vida próspera, faltaría más), hasta que tarifaron definitivamente. Independizado, se ocupó de negocios relacionados con la comunicación, uno de ellos a las órdenes de Javier de la Rosa, ( por un tiempo "el hombre de Kío" en nuestro país). Fraile representó asimismo los intereses de Silvio Berlusconi en nuestro país, en calidad de vicepresidente de la cadena Tele-5. De igual modo que formó parte de un "lobby" cercano a Adolfo Suárez; atendiendo gestiones del Rey de Marruecos, amén de distintas labores de comunicación y economía cerca de "los Albertos", Ruiz-Mateos y otros personajes de relieve.
De ahí que los recuerdos de Alfredo, hombre cabal, serio y responsable, despierten de antemano un previsible interés mediático. Cabe preguntarnos: ¿tenía acordada con Julio Iglesias alguna cláusula de confidencialidad? Nadie como Fraile sabe, por ejemplo, cómo se fraguó la separación del cantante con su primera esposa. Estando Julio en Buenos Aires recibió una urgente llamada telefónica. Al otro lado del Atlántico, en Madrid, Isabel Preysler le participaba que su matrimonio había acabado para siempre. Ella fue quien lo dejó, harta de infidelidades. Y él encajó mal aquel fracaso y pasó por una etapa depresiva. Por lo visto, pensaba a la manera antigua que podía hacer cuanto le viniera en gana, mientras su mujer permaneciera en casa esperándolo como una dulce y paciente Penélope. Y, a partir de su divorcio, Julio Iglesias ya fue otro. Que es lo que nos desvelará su íntimo de ayer, quien estuvo quince años a su vera y acabó recibiendo "la patada de Charlot", en pago a su discreción y buenos servicios.
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