Tal día como hoy, 17 de junio, pero de 2011, Libertad Digital contaba en su portada que "Russian Red desata el lado más agresivo de los artistas del PSOE". Esta cantante de música indie y folk saltó a la actualidad por una entrevista en la revista femenina Marie Claire. Allí, le preguntaron si era de derechas o de izquierdas. Lourdes Hernández, que así se llama la cantante, contesto: "Si me tengo que decantar, de derechas".
Estas declaraciones le costaron numerosas críticas en las redes sociales y el diario La Razón aprovechó la polémica y le dedicó un reportaje titulado: "Pop cool y de derechas". Esto desató ataques foribundos por parte de los artistas del PSOE. En La Razón, la vocalista confesó que "lo que falta es libertad de expresión" y que la ola de insultos que ha desatado la izquierda contra ella "dice mucho de la clase de sociedad en la que vivimos".
Tras esto, El País preguntó a varios artistas sobre la afirmación de la cantante. Entre ellos Enrique Bumbury, Andrés Calamaro y Nacho Vegas. Fue este último el más duro con la posición de la cantante al opinar que "hoy en día, cuando las políticas neoliberales han dejado en la calle a familiares y amigos míos y han recortado derechos fundamentales a la mayoría de la gente, que además está saliendo en masa a la calle, no puedo evitar pensar que cualquiera que se declare de derechas ha de ser un cretino o un cabrón. O un potentado. Como en principio no tengo a Lourdes por ninguna de estas tres cosas, quiero pensar que no sabía muy bien de lo que hablaba". También atacó la profesionalidad de la cantante Russian Red: "En realidad no me extraña tanto que Lourdes sea de derechas porque creo que su intención es sólo hacer canciones bonitas".
Más comedido estuvo Andrés Calamaro que aseguró que "un artista que se declare conservador es la persona más normal del mundo pero podría ser fustigado por una ‘izquierda a cuerda’ que es más aparente que otra cosa".
En la misma entrada del blog de Víctor Lenore en El País, Lourdes Hernández volvió a hablar de política y a dar su versión de lo sucedido. Reconoció que "si al principio este asunto me asustó un poco, ha acabado por darme igual. He recibido mucha agresividad y poco respeto desde que hice esta escuetísima declaración, y la conclusión que saco de todo esto es que existe una totalitarización de la opinión pública que poco se acerca a los ideales de una sociedad progresista".