La primera vez que Bob Dylan cantó en directo "Like a rolling stone" fue el 25 de julio de 1965. El tema, incluido en el magnífico Highway 61 Revisited –publicado ese mismo año, y que incluye himnos como "Ballad of a thin man" o "Desolation Row"-, es el segundo que más veces ha interpretado a lo largo de su carrera –en 2009 ocasiones, solo superado por "All along the watchtower", de John Wesley Harding, que ha cantado 2107 veces-. Ahora, el cantautor de Duluth (Minnessotta) ha decidido prescindir de una de las canciones no ya más importantes de su carrera, sino de toda la historia del rock mundial.
La última vez que Dylan cantó "Like a rolling stone" fue el 21 de noviembre de 2012, en un concierto celebrado en el Barclays Center de Brooklyn, en Nueva York. El señor Zimmerman ponía punto y seguido a la Never Ending Tour, la gira ininterrumpida que arrancó el 7 de junio de 1988 y que, presumiblemente, finalizará cuando la enfermedad o la muerte –las canciones de Dylan son eternas; él, no- lo retiren de los escenarios.
Never Ending Tour nunca ha sido una gira homogénea –y gracias, porque hacer lo mismo durante una treintena cansará, por muy Dylan que uno sea-: en los primeros 90, los conciertos se caracterizaron por revisar el repertorio clásico desde una órbita rockera, prorrogando la duración de las canciones en muchas ocasiones, hasta el exceso; desde el lanzamiento de Time out of mind (1997), Dylan fue incorporando temas recientes a su repertorio conforme iba publicando nuevos trabajos; a principios de los 2000, hubo una subgira –por llamarla de algún modo- exclusivamente acústica; finalmente, los shows de los últimos 6-7 años se han caracterizado por un guión clásico en el que han cobrado gran relevancia temas de sus últimos discos, especialmente, de Love and theft (2001) y Modern times (2006). Generalmente, el artista reservaba para el final los grandes éxitos de toda la vida, como "Blowin’ in the wind", "Highway 61 Revisited" o "Like a rolling stone". Ahora ha decidido o bien bajarlos de categoría, o bien cargárselos de un plumazo.
'Tempest' cobra protagonismo
El 5 de abril de 2013 se subía Dylan a un escenario por primera vez en lo que llevamos de año. De las 16 canciones que interpretó, solo hubo cinco clásicos: "Tangled up in blue" -Blood on the tracks-, "Visions of Johanna" –Blonde on blonde-, "Blind Willie McTell" –The Bootleg Series Vol. 1-3-, "Highway 61 Revisited" y "Ballad of a thin man" –Highway 61 Revisited-. La mayor parte de los temas que integraban el repertorio fueron compuestos o publicados en los últimos 20 años y, por primera vez en toda su carrera, adquirían un protagonismo relevante las canciones de Tempest, su último disco de estudio, publicado el 11 de septiembre de 2012: "Soon after midnight", "Early roman kings", "Pay in blood" y "Scarlet town".
Dylan se ha decantado por las canciones de la última hornada. En lo que llevamos de mes ha ofrecido cuatro conciertos más. En todos, el repertorio ha sido casi idéntico, salvo en un par de temas –por ejemplo, ha sustituido "All along the watchtower" por "Highway 61 Revisited", o "Summer days" por "Thunder on the mountain", y poco más-.
Entre los descartes fijos a corto plazo se encuentra "Like a rolling stone", la "mejor canción de todos los tiempos" según la revista musical Rolling Stone. En una entrevista concedida en 2004 al crítico musical Robert Hilburn, Dylan declaró: "Es como si un fantasma compone una canción como esa, te la da y desaparece. No sabes qué significa, excepto que el fantasma me eligió para que componga la canción". Artistas como Jimi Hendrix o los Rolling la han versionado y se han rendido ante sus crudos y vengativos versos. En los conciertos, los admiradores de Dylan se desgañitan con ella. Ahora va, la elimina del repertorio y los shows conservan intacta su enorme calidad. ¿Por qué? Porque su talento se lo permite.